Catedral de Siracusa
Fundada por los griegos en el año 734 a.C., en pocos siglos Siracusa se transformó en una de las metrópolis más importantes de la antigüedad. Los primeros colonizadores, llegados por mar, se habrán sentido atraídos por el espléndido islote de Ortigia, con sus dos puertos naturales, por una tierra particularmente fértil, rica de agua dulce y protegida a sus espaldas por una barrera natural calcárea de los montes Ibleos que, descendiendo hacia el mar dan lugar a la sugestiva ensenada del Puerto Grande.Historia de SiracusaSiracusa creció rápidamente y se convirtió en potencia militar durante toda la edad clásica, una de las ciudades de la Magna Grecia más fuertes del Mediterráneo.En el siglo V a.C., bajo la dominación de Gelón fue centro hegemónico del mundo griego occidental, una “pentapolis” dividida en cinco pequeñas ciudades: Ortigia, Acradina, Epipoli, Tiche y Neapoli.Notablemente rica y culta (aquí vivieron Teócrito, Platón, Esquilo y Arquímedes), con un estilo de vida sublime, Siracusa despertó la envidia de los centros vecinos.Abatida primero por los cartagineses, después por los etruscos y finalmente por la misma Atenas; en épocas sucesivas conoció largos períodos de crisis. En el 211 a. C. fue saqueada por el cónsul romano Marcelo, invadida por vándalos, árabes y normandos hasta que reconquistó su prestigio con los aragoneses. Después del Tratado de Utrecht, Siracusa fue transferida al Reino de Saboya.
Costa siracusana
Siracusa actual La Siracusa de nuestros días, además de ser una localidad balnearia y un centro de actividad comercial e industrial, es sobre todo un polo turístico y una ciudad de arte de gran relevancia arqueológica. Con el cándido aspecto de sus construcciones, con su arquitectura medieval y barroca y con la imponente presencia helénica y romana, atrapa al turista como en el pasado atrajo a griegos, bizantinos, árabes y normandos.