Hoy desperté con tu olor como único pensamiento, sintiendo tus caricias y tus besos cosiendo los pliegues de mi piel, tus labios paseando por el desierto de mi espalda endulzando el vello que nace regado por mi sangre. Tus dedos acentúan las palabras de mi nombre mientras susurras en mi oido estremeciendo mis latidos.

Aún recuerdo los albores en los que cotemplaba tu viva imagen nadando entre las olas de mis sábanas, en busca de mi piel para tocar tierra, en busca de mi mirada para sentir el aire rodeando tus brazos, en busca de mis besos para respirar bajo el mar de sentimientos que nos baña.
Aún sueño con las horas que nunca tuvimos, con los minutos que tan sólo los anhelos me hacen recordar, con los segundos en los que el tiempo se detiene para entregar mi cuerpo a tu alma, y ser uno bajo las notas de la lira que los serafines entonan sobre nuestras cabezas. Aún sueño con escuchar la hiel de tu garganta, saborear la miel de tus labios, sentir el calor de tus dedos, y perderme en el infinito desierto de tu piel.
Hoy me entrego a ti, mi cuerpo, mis pensamientos, mi alma… seré esclavo de tus besos, de tus retozos y tus deseos… conduce mis caricias a través del tiempo para encontrar un espacio en las dunas de tus senos, alcanza mis deseos más allá de los designios que brotan de tu pecho,… ven a mi, rompe los demonios de tu cuerpo, libera tu mente y siente mi mirada avivando el fuego de tus entrañas. Cierra los ojos, respira profundamente, y siente mi cuerpo dentro de ti.
Tantos anhelos prefiero dejarlos en ese mundo en el que tan sólo tú y yo podremos encontrarlos cada vez que nos necesitemos, sin necesidad de que se ensucien con los pensamientos que nos rodean y nos hacen saber que somos materia en un mundo hecho de materia, en el que no hay cabida para el mundo de nuestros sueños.
Anhelos de felicidad que una vez encontré junto a ti, y que hoy se hacen presentes en tu ausencia.














