En este 11 de septiembre tan cargado de simbolismo, y 40 años después, siguen sonando tambores de guerra. Una crisis, que ha superado ya los dos años, como nos recordaba Médicos Sin Fronteras en el vídeo e informe Dos años de conflicto en Siria: la ayuda humanitaria, en punto muerto del pasado mes de marzo, que día sí y día también golpea nuestros tímpanos y retinas hasta dejarlos completamente insensibles…
Una crisis en la que abundan los rostros anónimos, una crisis con múltiples facetas… como la de los refugiados y en la que l@s niñ@s vuelven a ser una de las partes más afectadas como nos recordaba recientemente Raquel Fernández, directora de Comunicación de UNICEF Comité Español en Siria: niños empapados en terror:
Hay tres millones de niños desplazados dentro de Siria.
Fuera del país ya hay más de un millón que hoy son refugiados en otras fronteras.
7.000 no lo consiguieron, han muerto en el infierno de una guerra.
¿Qué necesitan los niños sirios que sobreviven? Paz. Y, mientras se alcanza ese sueño, ayuda humanitaria para vivir, apoyo para superar el miedo antes de que les estrangule, estar protegidos y volver a la escuela.
Parece que el único debate posible es el que se da entre la inacción y la desidia internacional y la intervención militar que quizás no haga más que agudizar la situación
Por eso es importante que entre tanto dolor y sentimiento de impotencia, encontremos voces disidentes que nos hablen de esperanza y de otras formas de construir. Os dejo con dos: la carta que el Premio Nobel de la Paz (1980) Adolfo Pérez Esquivel le envió al Presidente de los Estados Unidos y también Premio Nobel de la Paz (200) Barack Hussein Obama:
View this document on Scribd… y el llamamiento de la comunidad de internautas Avaaz para sumar nuestras voces a las de otros cientos de miles de ciuidadan@s del mundo en la petición de una solución pacífica para Siria:
Hace pocas semanas, los niños y niñas de esta imagen fueron asesinados con gases venenosos mientras dormían, pero parece que el mundo les ha olvidado para estancarse en un debate que sólo contempla dos opciones: un ataque militar de Estados Unidos o quedarse de brazos cruzados. Pero hay un destello de esperanza hacia una salida pacífica para frenar estas matanzas.
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