Revista Sociedad

Sísifo

Publicado el 26 octubre 2011 por Moniruki
SísifoSoy fan de la mitología (preparaos porque al semestre que viene tengo Mitología como asignatura y puede que me ponga algo pesada. El que avisa no es traidor), pero, sin duda, uno de mis mitos favoritos es el de Sísifo, por su inteligencia y tenacidad. Yo también soy tenaz, hay quien me llama “cabezota” pero queda mejor tenaz. Bueno, a lo que iba, que me voy por los cerros de Úbeda:
Sísifo era el más sagaz y astuto de los mortales. Su padre era un dios, Eolo, el dios del viento. También se le considera el fundador de Corinto, ciudad en la que estableció el cuartel general de sus fechorías, y es que Sísifo usaba su picardía para robar llegando incluso a robar a su vecino Autólico, que también era un ladrón y de cuya hija, Anticlea, se sintió prendado. Pero la tal Anticlea estaba comprometida con un tal Laertes, lo que no hizo retroceder a Sísifo, el cual contaba además con la complicidad del padre de la muchacha, el ladrón Autólico, cuya admiración por Sísifo había crecido, así que digamos que Autólico se mantuvo fiel, pues era hombre de honor, a la palabra dada a Laertes, pero tampoco veía con malos ojos o como burla y escarnio hacia su futuro yerno los escarceos amorosos entre Sísifo y su hija, la cual finalmente, se casó con Laertes pero después de entregarse a Sísifo unas cuantas veces, siempre con la connivencia de Autólico que deseaba que su vecino fecundara a su hija para así tener un nieto tan astuto como aquél, y en una de ésas Anticlea quedó preñada y nueve meses después, ya siendo la mujer de Laertes, nacería su hijo, el hijo de Sísifo, que fue llamado Odiseo o Ulises y que en efecto demostró ser tan astuto como su padre, el cual jamás se preocupó por él y siguió haciendo su vida.
Finalmente se casó con Merope, una de las siete Pléyades. En la constelación de las Pléyades, Merope es la estrella menos brillante precisamente por haberse casado con Sísifo, un mortal.
Como ya sabéis Zeus era muy aficionado a raptar y seducir ninfas. Una de estas ninfas raptadas fue Egina, a la que su padre, Asopo, buscó por todas partes hasta que Sísifo delató a Zeus. Éste, para castigar a Sísifo por chivato, le mandó a Tánatos, , la muerte, que sin embargo no pudo con Sísifo, pues éste, con su inteligencia y astucia logró capturar y encadenar a Tánatos durante mucho tiempo. Durante todo ese tiempo no murió ser humano sobre la faz de la tierra, una época dorada en la que los hombres, sin dejar de ser hombres, vivían sin el agobio de la muerte, es decir, sin el agobio del tiempo, hasta que Zeus tuvo que intervenir personalmente y Tánatos fue liberado.
Una vez que Tánatos estuvo libre el primero en morir fue Sísifo, pero como Sísifo era muy listo y ya lo había previsto, hizo prometer a su mujer que lo enterraría sin cumplir las honras fúnebres obligatorias. Ya en el infierno Sísifo se pasaba el día quejándose porque su mujer no le había enterrado en condiciones y Tánatos decidió darle permiso para que volviera a la Tierra, arreglara el asunto y regresara al infierno en cuanto estuviera solucionado.
SísifoEsta es la constelación de las Pléyades. Merope anda por aquí
Como podéis imaginar no volvió al infierno y llegó a edad muy avanzada, así que, cuando murió por segunda vez fue condenado a empujar en los Infiernos una roca hasta lo alto de una colina, desde donde caía nuevamente hasta la base, desde donde Sísifo volvía a empujarla nuevamente hasta lo alto de la colina, desde donde caía nuevamente hasta la base, y así eternamente, un castigo feroz que no se correspondía con los crímenes o pecados de Sísifo y que más bien era una venganza de Zeus, pero ante todo con este castigo se pretendía mantenerle ocupado para que no urdiera otro plan para escapar de nuevo de la muerte.
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