Existe un fuerte consenso en que el fallo principal que condujo a la actual crisis fue la total desregulación del sistema bancario. Un sistema que en las últimas décadas creó un clon paralelo al de la banca tradicional, plenamente interconectado al sistema financiero global, pero desconectado de la actividad real de la economía. Ese universo paralelo que encontró la industria financiera para llevar a cabo la función tradicional de vincular a los ahorradores con los prestatarios, tuvo un incremento colosal en las últimas décadas, como muestra la línea azul de la gráfica. Es lo que se conoce como el "sistema bancario en las sombras".
Este sistema se encuentra en el corazón de la actual crisis financiera y, según el último informe de la Fed de Nueva York, sigue siendo más grande que el sistema bancario tradicional. De acuerdo a los datos de la Fed, hay todavía US$16.000.000.000.000 (16 billones de dólares) salpicando por todo el sistema financiero de la banca estadounidense, contaminando a la banca mundial. La cifra es mayor a todo el producto interno bruto de los Estados Unidos y es interesante constatar su fuerte incremento desde los años 80.
El sistema bancario en las sombras implica muchos de los temas que desataron la actual crisis, y el informe ofrece una mirada detallada de la forma en que el sistema hizo su trabajo. En primer lugar, el volumen de los créditos se hizo más grande en la banca en las sombras, que en la banca comercial. Antes del estallido de la crisis la banca en las sombras tenía un pasivo de 20 millones de dólares en comparación a los 10 billones de dólares de la banca comercial. Los préstamos titulizados, los CDO, los CDS, el mercado de los fondos mutuos, las burbujas accionarias, se encuentran en el corazón de este gran fraude legal que la autorregulación existente permitió, dado que aportaba enormes flujos de dinero para mantener al sistema en movimiento.
La fragilidad del sistema quedó demostrada con su brutal colapso. Pero mientras el desplome del mercado inmobiliario fue apenas el catalizador de la crisis financiera, la fase aguda de la crisis se definió por la corrida sufrida por el sistema bancario en las sombras entre fines de 2007 y comienzos de 2008. Previendo la crisis, todos los ahorradores y prestamistas intentaron recuperar su dinero al mismo tiempo. En la banca en las sombras, a diferencia de la banca comercial, el dinero existente son sólo papeles que no están respaldados por ningún activo real. De ahí la fuerte corrida que hundió a Bear Stearns y Lehman Brothers antes que las autoridades monetarias tuvieran claridad frente a lo que estaba ocurriendo en el mercado, pese a que ya estaban tumbadas Fannie Mae y Freddie Mac. La caída de Lehman, en todo caso, fue la señal de advertencia de que todo el sistema se desplomaba y que el colapso era inminente.
Tarde vienen los especialista de la Fed a dar cuenta de esta gran falla del mercado, y de los peligros que encierra el hecho de que la mayor parte del sistema funcione sin ningún tipo de regulación. El tema de fondo es que si la banca en las sombras también se expone corridas financieras que pueden provocar un colapso de igual o mayor magnitud que las corridas a la banca comercial, es lógico quye esta banca también debe ser regulada. Su fracaso ha causado enorme daño a toda la economía mundial.
Lea este artículo enm El Blog SalmónUna mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización