Investigadores de todas partes del mundo están buscando formas de atrapar el dióxido de carbono (CO2) que se genera en grandes focos de emisión, como por ejemplo centrales eléctricas que funcionan a base de combustibles fósiles. Capturar al CO2 en esos puntos estratégicos permitiría refrenar de manera significativa el aumento de su concentración en la atmósfera, una cuestión de la máxima importancia por ser el CO2 un gas al que se le considera el principal responsable del cambio climático global.
Sin embargo, la mayoría de las técnicas de captura de CO2 se basa en complejos sistemas de tuberías para desviar buena parte del vapor que acciona a las turbinas. Resulta poco viable instalar tales sistemas de tuberías en centrales eléctricas sin tener que someter éstas a modificaciones drásticas.
Ahora, un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos, ha ideado un sistema de captura de CO2 que no requiere conexión alguna con flujos de vapor, que puede operar a temperaturas más bajas, y que sería el equivalente al "plug-and-play" del sector de la computación, dada la facilidad con que podría ser instalado en cualquier planta eléctrica existente.
El nuevo sistema electroquímico ideado por el equipo de Michael Stern y T. Alan Hatton es una variante de una tecnología bien estudiada que usa sustancias químicas llamadas aminas. Éstas se enlazan químicamente con el CO2 en el conducto de salida de los gases de emisión, y más tarde pueden liberarlo cuando son calentadas en una cámara aparte. El problema con la versión tradicional es que el proceso requiere que casi la mitad del vapor de baja presión de la central sea desviado a fin de proporcionar el calor suficiente para obligar a las aminas a liberar el CO2. Tal método requiere extensas obras de remodelación en las plantas eléctricas existentes y no se considera económicamente factible.
En el nuevo sistema del MIT, un proceso electroquímico reemplaza el uso del vapor para separar las aminas del CO2. Este sistema sólo requiere electricidad, por lo que puede agregarse fácilmente a una central existente.
Al igual que la versión tradicional del método, la nueva versión es, al parecer, capaz de retirar el 90 por ciento del CO2 emitido a la atmósfera por una central eléctrica. Sin embargo, el proceso convencional consume cerca del 40 por ciento de la energía generada por la central, mientras que el nuevo sistema sólo consumiría aproximadamente un 25 por ciento de la energía.
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