Revista Cine
Director: Francois Ozon
¿Supieron que el pionero e innovador Alejandrito González, el director de "Birdman" y "The Revenant" (para que vean la clase de cineasta que es), estrenará un cortito en realidad virtual en el Festival de Cannes de este año? Quizás lo que deberían dar es "Constitución", de Leo Medel, el primer largometraje en realidad virtual que por acá se estrenó el año pasado aunque yo no pude ir, y ahora quién sabe dónde y cómo se puede ver, porque sin ese casco de realidad virtual supongo que no vale la pena ver esa película, ¿no? (Hagan click aquí, aquí y aquí para que se hagan una idea). De todos modos, de Cannes 2017 me interesan otras películas y por ello seguimos acá, de la mano del bueno de Ozon, esta vez con su opera prima, "Sitcom", su primer largometraje, en el que nos deleitamos con un Ozon desenfadado y desaforado.
Demoledora, incorrecta y muy, muy venenosa, impúdica e irreverente. Me encantó. En "Sitcom", Ozon se lanza con todo a cuestionar y destruir los pilares fundamentales, aparentemente férreos, firmes y puros, de una familia burguesa que, tras la llegada de una rata de laboratorio, comienza a desmoronarse por completo, a ver cómo colapsa su impecable e impoluta ilusión de perfección institucional que, por supuesto, también apunta al grueso de la sociedad tal como la conocemos, tan hipócrita y contradictoria y temerosa. Pero Ozon no sólo se ríe despiadada y cruelmente del vacío envoltorio que rige la vida de cada miembro de la familia, que parten siendo personas completamente normalitas y funcionales y convencionales, obedientes y domesticadas, sino que también construye y expresa, con una deslumbrante e inteligente mezcla de absurdo y sofisticación, de surrealismo y realismo, de delirio y lucidez, un potente discurso que, más allá de burlarse de las retrógradas y conservadoras normas y nociones de corrección, critica de manera furiosa y feroz una serie de objetos simbólicos, de instituciones socioculturales que no son más que lóbregos muros de una sucia y decadente y ridícula prisión que corta las alas que nos pueden llevar a terrenos insospechados. De esta forma, "Sitcom" es mucho más que una familia perfecta que se convierte de manera divertida y delirante en una familia completamente disfuncional, mucho más que personajes que se quitan la correa y tiran la casa por la ventana, es toda una declaración de intenciones que, ojo, no es sólo sexo o "promiscuidad": es libertad, es cortar la cabeza que controla a los miembros del cuerpo. Basta ver quiénes cambian y quién no, quienes sobreviven y quién no, qué prevalece y qué idea es aniquilada para darse cuenta de ello. Pero oigan, si no quieren leer entre líneas, "Sitcom" de todas formas es una apabullante y brillante sátira, una comedia negra sexual (ciertamente lo que más pone nerviosos a los correctitos) la mar de divertida en donde no queda títere con cabeza.
Ahora pongámonos vulgares: "Sitcom" es como una patada en los testículos: sabemos que al receptor le va a doler más que la mierda (demonios, también le llega a doler a uno, después de todo nadie está libre de pecado), pero uno no puede evitar disfrutarlo y reírse y pensar que habían su buen par de razones para aquello.