Corea del Sur siempre es uno de los países con mayor presencia en el festival de Sitges. Las películas que suelen representar a este país son, la mayor parte de las veces, grandes superproducciones que no renuncian al concepto de autoría y que bien podrían hacerle competencia a los grandes blockbusters americanos. Sin ir más lejos este año el festival contaba con la producción más cara de la historia del país asiático, Battleship Island. Sin embargo todas las miradas estaban puestas en La villana (Ak-Nyeo), una película que consiguió estar seleccionada en Cannes fuera de competición. Algo realmente sorprendente tratándose de un film comercial de acción y espionaje.
La villana (Ak-Nyeo) es la historia de Sook-Hee, una mujer entrenada para convertirse en una de las asesinas más temibles de Corea. Sin embargo es reclutada por la policía tras ser detenida en una de sus operaciones. Sook-Hee intenta llevar una vida normal criando a su hija y trabajando como actriz mientras que en la sombra continua colaborando en peligrosas misiones para la policía. A partir de este momento la película cae en los repetidos embrollos de espionajes y espías espiados que por su complejidad, previsibilidad o falta de interés acaban diluyendo su frescura. Frescura que nace principalmente de las increíbles escenas de acción que de vez en cuando van saliendo a la luz y cautivando a los espectadores. La villana (Ak-Nyeo) tiene una de las mejores introducciones de la historia, no solo del cine de acción sino del séptimo arte en general. Una introducción grabada en primera persona con Sook-Hee peleando y asesinando sin descanso. Una secuencia llena de filigranas técnicas y recursos ingeniosos que incluso tiene una reinterpretación de la famosa escena del pasillo de Oldboy de Park Chan-Wook. La película promete mucho incluso hasta en el momento en que cambia totalmente de registro pasando de la acción al K-drama (telenovelas japonesas) de una forma sorprendentemente interesante y orgánica. Sin embargo el film acaba haciéndose un lío sobre sí mismo, dilatando en exceso la trama de espionaje y los flashbacks de la protagonista. Pero el espectador paciente volverá a ser recompensado con una secuencia final de acción tan fascinante como la primera.
Con La villana (Ak-Nyeo) estamos a una película en la que tenemos la sensación en que su director y guionista ha dedicado demasiado esfuerzo en construir una película con cierta densidad narrativa añadiendo tramas que aporten consistencia. Pero lo único que consigue es diluir la originalidad y dinamismo de una obra que si se hubiesen conservado podrían hacer de ella uno de los mejores films del año.
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