Muñecos, coches, camiones, neumáticos, castores, ovejas, vaginas, condones, donuts, tomates, sushi, sofas, lavadoras, camas y ahora es el turno de que unos pantalones tejanos se conviertan en asesinos en serie. No es que fuera necesario, pero viendo los antecedentes la idea no resulta tan descabellada, y al menos está película es lo bastante corta y simplona como para entretener holgada y despreocupadamente. Luego está el descarado, insistente y poco sutil mensaje de crítica social anticapitalista, el cual se podría tomar más en serio si no estuviera envuelto en un embalaje tan absurdo.
Mi puntuación: 5/10