Revista América Latina

Slim y el dinero

Publicado el 05 diciembre 2010 por Gmobuelna

Slim y el dineroMal estaría Carlos Slim a estas alturas de su vida si su meta más importante fuera hacer dinero. Lo anterior viene a que leo la nota en El Universal donde se comenta que al él lo le interesa es hacer crecer las empresas, hacerlas productivas y que se genere riqueza para repartirla y agotar la pobreza.

Con una desigualdad espantosa en nuestro país, es común que los políticos de pacotilla ataquen a los inversionistas, Slim no es la excepción, es la manera más fácil de obtener ventajas de la pobreza, y uno de los éxitos del sistema político priista fue fabricar una extensa base de pobres analfabetas a los que era necesario estar dando limosna año con año y en el ejercicio de ese juego mucho de ese dinero fuera a parar a bolsillos corruptos.

Regresando al tema Slim, por supuesto que en ciertas etapas de su vida el objetivo de su existencia era hacer dinero, multiplicarlo rápidamente, por ejemplo: ¿se habrá olvidado que siendo un niño prestaba sus ahorros a sus padres y les cobraba un interés?. Y fue así como llegó su madurez e intervino en varias áreas, siempre creciendo su fortuna.

Pero seamos honestos en algo, aún si fuera el hombre más inteligente del mundo, no habría podido llegar a ser tan rico si algunos de sus actos no hubieran sido corruptos, debió beneficiarse muchas veces de la ayuda de políticos e hizo muchos negocios con el gobierno, y tuvo que haber dado regalos importantes para recibir tratos preferenciales, hoy siendo el hombre más acaudalado del mundo ya no necesita ser corrupto, con la masa de efectivo y activos que maneja no es tan difícil seguir aumentando su fortuna, esta en la cima y con efectivo disponible para proyectos interesantes el margen de ganancia puede ser muy alto.

No digo tampoco que todo sea miel sobre hojuelas para sus empresas, claro que sus negocios tienen competencia, pero su posición es privilegiada, digamos que aplica las leyes de Tsun Tzu, y las aplica a la perfección.

Por último, su frase respecto a la distribución de la riqueza me parece muy apropiada: Hay que repartir el fruto, no el árbol.


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