Revista 100% Verde

Slow fashion. Moda regenerativa en CONAMA 2024

Por Caretheearth @CaretheEarth
Slow fashion. Moda regenerativa en CONAMA 2024
Slow fashion. Moda regenerativa en CONAMA 2024

Slow fashion, cuyo significado es “moda lenta”, es un concepto que se opone a la “moda rápida” centrándose en una producción cuidada al detalle junto a un consumo responsable y sostenible. La moda rápida incluye a aquellas tiendas que renuevan sus colecciones con frecuencia y cuentan con ciclos de producción rápidos, materiales baratos y precios de venta relativamente bajos. De este tema se habló en dos mesas de CONAMA 2024, el Congreso Nacional sobre Medioambiente.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible tienen que ver con ello. Por ejemplo, el ODS 12: producción y consumo responsables. Pero también el ODS 13, que hace referencia a la acción por el clima, que viene como anillo al dedo a esta cuestión.

El 30% de los microplásticos de los océanos proceden del sector textil, según el informe “La transformación sostenible del sector textil, elaborado por Women Action Sustainibility y KPMG.

La relación entre cambio climático y biodiversidad es fundamental. En la COP de Canadá se estableció una relación entre estos dos conceptos, de manera que cuando aumenta el cambio climático, disminuye la biodiversidad.

Otro concepto importante son las soluciones basadas en la naturaleza (SBN) tanto en el medio natural como en el urbano. Las SBN son acciones sobre el terreno para proteger, gestionar y recuperar ecosistemas en el seno de la economía textil. Por tanto, es necesario desarrollar un clúster de soluciones basadas en la protección de la naturaleza.

Tras la introducción sobre la cuestión textil en CONAMA se desarrollaron los argumentos en favor de la lana y el cáñamo, y se aportaron datos relativos a la slow fashion y su relación con el ecodiseño. 

Adicionalmente, se hizo hincapié en que se requieren medidas urgentes para la supervivencia de las familias que se dedican a la industria textil de la lana. El ponente Ramón Cobo hizo énfasis en la parte económica recalcando  que “si queremos ser verdes los números no pueden ser rojos”. Otra de las opiniones que se vertieron fue que la juventud aún no asocia producto local con sostenibilidad y hay necesidad de trabajar este tema. Es necesario darle valor añadido a los productos y aplicar una transición justa en la cadena de valor que compense a los pastores. Daniel Palet indicó que sería óptima una “marca nacional de lana”. Otra solución posible es crear un “pasaporte digital del producto” para diferenciarlo del resto.

También  se destacó la falta de rentabilidad de la lana y la dura competencia con el poliéster. Si hablamos de datos numéricos, aproximadamente el 80% de la lana merina consumida en el mundo procede de Australia, el principal comprador es China y aproximadamente entre el 20 y el 30% de la producción no se vende.

La segunda mesa fue sobre el cáñamo que es un tejido fresco, ligero, hipoalergénico, que absorbe humedad y olor, termorregulador. Es una fibra muy rentable en el mercado francés que, aunque podría parecer muy actual, ya se cultivaba en siglos pasados, siendo las velas de Colón de este material. Extremadura tiene buenas condiciones para cultivarlo, permite la rotación de cultivos y mejora la calidad de la tierra. En términos regulatorios, la ley sobre el cáñamo es de 1967.

Hubo una frase lapidaria en la segunda mesa: “En España se valora la sostenibilidad pero no se paga por ella”. Es decir, es un concepto que está en la mente del consumidor pero no se traduce en un gasto correlativo.

Hay un documental en Netflix que trata el consumismo relacionado en parte con la cuestión textil que se denomina “Compra Ahora”. 


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