SlugsShaun HutsonISBN: 978-84-941736-0-8Formato: Rústica con solapas– 248 PágsEditorial: Tyrannosaurus Books
Una babosa hembra puede poner un millón y medio los huevos un año, un hecho que tiene consecuencias terribles para la población de Merton. La ciudad se encuentra sumida en un caluroso verano y una nueva raza de babosas está creciendo y multiplicándose en el césped, y en los sótanos húmedos y oscuros están adquiriendo nuevos gustos. Por la sangre. Por la carne. Carne humana...Pronto empiezan a aparecer cadáveres horriblementes mutilados y la policía no tiene ni idea quién puede estar cometiendo semejantes crímenes. La pista común en todos los cadáveres es un viscoso rastro de algo que parecen babas. Solo el agente de sanidad Mike Brady será capaz de descubrir qué es lo que está pasando y desvelar la horrible realidad de la que nadie parece querer darse cuenta.
Seguramente os he comentado más de una vez que a día de hoy me resulta difícil encontrar cosas que me produzcan “miedo”. Ese mismo miedo que sentía cuando era una niña con los clásicos de los 80. Ya sea porque el concepto de terror ha cambiado, o porque me haya inmunizado progresivamente, el caso es que poco me surge efecto.
Así que volviendo a los clásicos, Tyrannosaurus Books ha tenido la idea genial (y ya van unas cuantas seguidas) de rescatar del olvido esta novela de aquella década gloriosa, esa en la que Stephen King se drogaba como si no hubiese mañana y escribía locuras geniales como It o Carrie. Esta es una obra que pasó sin traducir y a día de hoy se mantenía inédita en España.
Volviendo al tema… Babosas. Esa es la traducción del título, que gracias a dios se ha mantenido en original (porque nadie compraría un libro que se llama Babosas, excepto yo que estoy girada). Terror y babosas. Babosas grandotas, viscosas, negras y carnívoras. ¿He dicho ya babosas? La verdad es que suena a película mala de esas que son todas iguales, y no vais tan desencaminados: hubo una adaptación cinematográfica a finales de los 80 y en este caso si que llego a España como Slugs, muerte viscosa.
Pero a mí la novela (que es de lo que he venido a hablar) me ha parecido genial. Tanto, que hasta me ha dado mal rollo. Porque es tan absolutamente visual que es imposible que no te recorra un escalofrío y creas notar contactos raros bajo las sabanas. Y es que en Asturias otra cosa no tendremos, pero humedad y babosas, las que quieras y más, sobre todo en Otoño.
Además, preparaos para una buena dosis de vísceras y sangre, tan explicito que no es apto para algunos sensibles. ¡Hasta a mi me dio un poco de repelús la primera parte mientras comía! Vale, quizá no fuera el mejor momento para leerlo (o para comer) pero eso demuestra la capacidad para provocar “miedo”.
En total son 244 páginas de locura sin fin, tan bien contado que te sumerges y no vuelves a salir hasta que no queda nada. ¿Los personajes? Bueno, muere mucha gente, así que no hace falta definirlos demasiado. Como constante, tenemos al inspector de sanidad Bardy, que para mi gusto se mantiene a una distancia idónea del lector: lo justo para no ser uno más, pero que tampoco nos resulte tan entrañable como cualquier Stark en Juego de tronos.
Para amenizar el pueblecillo inglés un tanto soso en el que se ambienta la historia, nos da una ola de calor asfixiante y una serie de descripciones que aliñan muy explícitamente el texto. Diálogos hay bastantes, pero hay muchas más babosas asquerosas comiéndose a gente. ¡A gente, Dios mío! Yo creo que después de leer este libro ya no como junto a los jardines, ni me ducho del mismo modo por miedo a que me salga una babosa por el desagüe. ¡A gente, Dios mío! Yo creo que después de leer este libro ya no como junto a los jardines, ni me ducho del mismo modo por miedo a que me salga una babosa por el desagüe. Y si tu puedes hacerlo… es que no sabes lo que puede haber ahí fuera.
Si tenemos un inicio tan realista que da yu-yu, el desarrollo es trepidante y nos lanza de cabeza a un final donde sucede TODO: más babas, más muertes, ideas geniales y alcantarillas. Y más cosas que no os puedo contar, pero que son la bomba.
Una mención especial la merecen la portada de Daniel Expósito Zafra (que de los últimos 8 libros comprados, cerca de… 8… tienen portada suya) y la traducción de Javier Martos, que además de ser impecable al pasar del inglés al castellano, también es el autor de Ojos de circo, genial novela que Tyrannosaurus sacó en el mes de junio. Un aplauso a todos.
Así que yo me quedo más que satisfecha con la experiencia, y estoy preparando un revisionado de su versión cinematográfica. Aunque ya os aviso que si el libro merece la pena y lo recomiendo sin duda, la película a día de hoy solo es apta para amantes de la serie B (como yo).