¡Cuidado Disney, la Warner vuelve a pisarte los talones!
Sinopsis y ficha técnica
Título original Smallfoot
Año2018 Duración96 min.País Estados Unidos
DirecciónKarey Kirkpatrick, Jason Reisig
Guion Karey Kirkpatrick, Clare Sera, John Requa, Glenn Ficarra (Libro: Sergio Pablos)
Música Heitor Pereira
Reparto Animacion, Channing Tatum, James Corden, Zendaya, Common, LeBron James, Danny DeVito, Gina Rodriguez, Yara Shahidi, Ely Henry, Jimmy Tatro
Productora Warner Bros. / Warner Animation Group / Warner Bros. Animation / Zaftig Films
Género Animación
Sinopsis “Smallfoot” da un giro a la leyenda de Bigfoot cuando un Yeti joven y listo se encuentra con algo que pensaba que no existía: un ser humano. La noticia de este “humano” le trae la fama y la oportunidad de conseguir a la chica de sus sueños. Asimismo, provoca una conmoción en la sencilla comunidad de Yetis al preguntarse qué otras cosas pueden existir más allá de su aldea nevada.
Comentario previo
Probablemente, casi todos hemos tenido ese debate en nuestra infancia (o más adultos, en días especialmente nostálgicos) que exigía la preferencia, sobre el otro, de uno de estos personajes: ¿Mickey Mouse o Bugs Bunny?; y que, si lo analizamos profundamente, incluso en las mentes infantiles, no deja de esconder un debate entre la preferencia por un estilo de animación muy concreto o su rechazo… hablando claro, ¿Disney (con sus formas redondeadas, mullidas, su sensibilidad y naturalismo) o la competencia (un estilo más violento física y psicológicamente, menos animación y más dibujo animado)?.
Sea como sea, todos los historiadores de cine coinciden en que, bien sea para imitarla o criticarla, todo el género de la animación (y otros muchos, si me apuras) le deben mucho a la compañía del ratón, y que el primero es impensable sin la segunda.
Por tanto, si dejamos de lado los criterios subjetivos, es evidente que Mickey gana a Bugs. A ello ayudó mucho el que, durante décadas, ningún estudio de Hollywood se tomara muy en serio eso del arte de la animación; permitiendo, así pues, que Disney entronizara una poderosa y duradera monarquía absoluta sin apenas (y desde luego no notable) oposición. Incluso muerto Walt, y durante una larga decadencia, nadie se atrevió a reclamar aquel cetro.
Curiosamente, fue durante la tercera época dorada de Disney (los años 90), cuando a aquel rey absoluto se le pareció empezar a exigir un parlamentarismo; pues es precisamente entonces cuando surge una auténtica competición en el ámbito del largometraje animado. Sin embargo, una vez más, la imitación de Disney fue la regla, el hecho de que Don Bluth (conocido como el alumno superdotado de la compañía del ratón), llevara a cabo algunas de las películas más notables en ese aspecto, “Pulgarcita” o “Anastasia” (para la Warner y la Fox respectivamente), es buena prueba de ello, y aún más lo es la perspectiva histórica: cualquiera de esas películas es calificada por la mayoría con el genérico “de Disney”, aunque realmente no lo sean.
Sería DreamWorks quien, cuando Disney comenzaba una nueva decadencia, y tras haberla expoliado (la primera se llevó, a golpe de talonario, a muchos de los mejores artistas de la segunda), sería responsable de la creación de algo ligeramente más nuevo y no una simple imitación.
En todo esto, no he mencionado el caso de Pixar, pues dado que siempre perteneció a la Disney, de forma más o menos directa (incluso en sus épocas de mayor independencia, todos sus filmes fueron distribuidos por la compañía del ratón, y por tanto, en última instancia, estuvo sometida a esta), se puede considerar que son la misma cosa, pues la primera está dentro de la segunda.
¿Por qué este comentario previo?, pues porque es muy excepcional encontrar una auténtica obra maestra del género de animación fuera de Disney, es más, podemos afirmar con rotundidad que, si hiciéramos una lista de ellas (o aunque sólo fuera de las mejores películas de animación de la historia), casi el 90% serían de la compañía que Walt creó (sino más, dependería de quién o quiénes hicieran el listado); así pues, cuando surge algo tan excepcional, hay que reseñar lo muy digno que es de ver.
Finalizar comentando que me llama mucho la atención la evolución del cine de animación, originalmente era mucho más emocional, sensible, e incluso más basado en sensaciones estéticas; pero desde hace unos años se ha vuelto sumamente racional e intelectual… ello es sin duda por influencia de Pixar (una vez más, Disney); lo que produce que, si uno lo piensa, este género resulte cada vez menos para todos los públicos.
Crítica
Lo que más me atrajo de ir a ver esta película, es que supe que era un filme de animación musical, con lo cual, me interesó inmediatamente y no dudé en ir. En cualquier caso, aunque sí se pueda encuadrar en este género, daré más detalles acerca del tema cuando hable de la banda sonora.
Sin duda alguna, la historia que se nos plantea la película es sólo una fábula, una metáfora; de hecho, desde el principio se percibe que la película tiene mucho fondo y un profundo simbolismo que está ahí, a disposición de quien lo quiera descifrar… posiblemente, esa intelectualidad acabe siendo, a veces, a costa del entretenimiento, puesto que no hay que negar que a la película le cuesta encontrar su ritmo, el sentido de sus personajes, e incluso su identidad… dicho de otra manera, el filme se hace esta pregunta continuamente: “¿estamos contando la divertida historia de un yeti que se topa con un smallfoot o estamos haciendo una profunda y delicada reflexión sobre el ser humano y su cultura?”, y se pasa todo el metraje dudando que responder, de modo que va dando bandazos de un lado a otro, sin acabar de atraer del todo bien dos polos, aparente, que no necesariamente, opuestos.
Así pues, podríamos decir, genéricamente, que la película nos devuelve el estilo del dibujo animado o cartoon más tradicional (la película está plagada de secuencias de slapstick, quizás demasiadas); pero a la vez intenta combinarlo con personajes entrañables tipo las películas de animación más consolidadas del pasado siglo (especialmente unos secundarios demasiado poco activos, muy desaprovechados y defectuosamente perfilados); a todo lo cual ayuda el que el filme sea un musical, con lo que nos recuerda ese pasado glorioso; y a todo eso une una profundidad e intelectualidad propia del cine de este género de hoy día… en definitiva un coctel complicado, difícil, en el que, si bien en un principio no parece que sus elementos puedan dar un buen resultado combinados, al final, lo innegable es que el todo suma más que las partes por separado.
Y es que el guión reflexiona sobre una cantidad de cosas espectaculares: al principio parece que hace una crítica a la tradición, la religión o el fanatismo; pero rápidamente se habla del racismo, la intolerancia; el bien y el mal; la política; la función, el desarrollo y la necesidad de la creación de una cultura en la sociedad humana… y un larguísimo etc; y todo ello siempre abordado de forma neutra y dejando ver los pros y los contras de cada posibilidad. En definitiva, la película es tan extremadamente interesante, tan fascinante, y tan increíblemente inteligente que es muy difícil resistirse a su encanto. Sin duda, como ya digo, el guión es desigual, pero el saldo final, es incuestionablemente positivo (su final, eso sí, se ve como un tanto precipitado y utópico… pero se le perdona, ¡es un musical de animación al fin y al cabo!)
En cualquier caso, sería muy difícil decir cual es el público objetivo de esta película.
La dirección está falta de ritmo, y en realidad, se nota que la película podría haber sido más corta y que debió estar más centrada… digamos que ver “Smallfoot” se podría comparar con escuchar a una persona que nos habla de un tema muy interesante, pero que continuamente se está yendo por las ramas, de modo que aborda una serie de temas trasversales que se desvían del central (aunque en lo que respecta a la cuestión reflexiva, hay que reconocer que en eso salen ganando). Hasta cierto punto, da la impresión de que ambos directores de la película no se llevaban bien y tenían una visión muy distinta de cómo esta debía ser, de modo que cada uno va a hacer “su película” y de la unión de ambas visiones opuestas, nació “Smallfoot”.
La animación está cuidada, pero, en general (salvo unas pocas secuencias), no se nos ofrece una experiencia estética que sea nada del otro mundo, y el diseño de personajes tampoco encandila. A ello no ayuda nada el hecho de que la paleta de colores escogida, tanto para fondos como personajes, sea demasiado homogénea (básicamente blanco y azul).
En lo que respecta a la banda sonora, una vez más, se produce esa bifurcación que tan desagradablemente se ha puesto de moda hoy (y que se puede encontrar hasta en Disney), y que consiste en que una persona se ocupe de la parte instrumental y otra de las canciones, lo que hace que, a menudo, las películas no latan al mismo ritmo… no estamos ante una excepción, las canciones son muy pocas (no más de cinco), con un estilo demasiado pop, lo que no sería necesariamente insalvable, si no fuera por lo que es mucho peor (y casi imperdonable), que es que estén tan mal integradas en la trama, que la interrumpan y le aporten más bien poco (salvo el rap final del Guardián, que es magnífica, casi todas, cumplen estas características que acabo de decir); hablando en plata, si varias de ellas se cortaran de la película, apenas se notaría su ausencia y la calidad de la película no se resentiría demasiado… y eso es lo peor que se puede decir acerca de un musical. Con todo, se dejan oír sin, salvo raras excepciones, llegar a maravillarnos nunca.
En definitiva, sin duda, la inteligencia con la que está planteado el filme, y las reflexiones que plantea y suscita, son sin duda alguna la principal motivación y razón para verla, pues ya sólo por eso, vale la pena.
Valoración final: con toda probabilidad, es una obra maestra. Tiene defectos sí, y cosas mejorables, pero su profundidad y calado es tan notable que resulta simplemente brillante. No obstante, yo no dejo de preguntarme si no será demasiado compleja para según que público. Igualmente, la considero un imprescindible de la cartelera cinematográfica.