Revista En Femenino

Smart Balls: Una compra poco 'SMART'

Publicado el 22 marzo 2013 por Bebloggera @bebloggera

Por La Churro desde Chile 
En una época de desilusiones amorosas, decidí que simplemente el amor no era para mí (al menos no por el momento), así que tomé una drástica disposición: no más Churro enamorada, desde ahora voy a ser seca pa’l… bueno, ustedes ya saben. Rompí mi chanchito y gasté la mayor parte de mis ahorros en un sex shop. Debido a que quería ser “seca pa’l…” pensé que debía invertir en perfeccionar la técnica sexual en sí, así mi primera compra fueron unas Smart Balls o Bolas Geisha

Las también llamadas Bolas Ben Wa son dos bolas huecas que en su interior tienen una bola metálica con peso. La gracia en introducirlas en la vagina, tal como lo haces con un tampón, así ejercitas los músculos del piso pélvico ya que intuitivamente tu cuerpo intenta mantenerlas en su interior, tal como lo que haces en los ejercicios de Keggel, pero esta vez, con ayuda (si les interesa esta técnica las invito a leer mi entrada sobre Sexercicios). Además, la bola metálica del interior se mueve, por lo que ayudan a masajear, mejorar la circulación y a estimular los músculos de la zona.


Smart Balls: Una compra poco

Yo estaba de lo más feliz con mi inversión y la maravillosa vida sexual que proyectaba… pero la cosa no fue tan fácil. El primer y gran desafío fue introducirla. Cuando estás excitada, lógicamente hay una lubricación natural del cuerpo que permite la penetración de objetos de cualquier forma y tamaño, pero así, en seco, la cosa no es tan fácil. Estaba en el baño, en un rincón mi Smart Ball y en el otro yo. Me sentía como en una película de vaqueros, donde los enemigos se miran a los ojos en un silencio sepulcral esperando a ver quién ataca primero. Decidí hacer el primer movimiento. Un suspiro grande y la primera adentro… me faltaba la otra. Ahí recién entendí por qué venían con un lubricante de regalo. Mala idea no haberlo usado. Pero ya estaba en esa, así que un segundo suspiro y ambas dentro.
La sensación en bastante extraña. Al principio caminaba con las piernas muy juntitas como si se me fuera a caer, pero la verdad es que eso no sucede. La gracia era seguir haciendo mi vida normal, pero se torna raro cuando sientes que algo va vibrando en tu interior. La sensación no te excita ni provoca orgasmos instantáneos, pero es bastante particular y entretenida, es como si tu vagina hubiese una montaña rusa. Solo duré un par de minutos con mi Smart Ball y decidí sacarla, era todo muy nuevo e intenso y debía ir de a poco. Este asunto fue peor que ponerlas, un parto, literalmente como un parto. 
Las volví a usar unas dos o tres veces (con lubricante) y debo decirles que tienen efectos inmediatos. Es como si de la nada los músculos de tu vagina despertaran, o al menos tomas conciencia de ellos. Mucho más efectivo que hacer los ejercicios de Keggel día tras día, que por lo demás, se me olvida hacer. Sí, son un excelente arma para ser “seca pa’l…” pero tienen un gran punto en su contra: requieren toda una ceremonia. Primero, hay que tener una graaaan disposición mental para hacer todo esto y luego, sacarlas del escondite, ir al baño, sacarse la ropa, poner el lubricante, ponerse en posición, respirar hondo, introducirlas, andar por la vida con cara de nada cuando pasa todo, volver al baño, sacarlas, lavarlas, secarlas, guardarlas, vestirse, y volver a poner cara de nada y quedarse con las ganas de hacerlo todo… y la verdad, mi voluntad no llega a tanto. Así que decidí una nueva técnica para lograr mi cometido: simplemente tener mucho sexo, ya que solo la práctica hace al maestro.


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