Revista Opinión

Snowden: El espía que nunca llegó…

Publicado el 04 julio 2013 por El Tridente

snowden

 

Parece que por fin se acabó el culebrón que ayer se montó con el avión de Evo Morales y la posibilidad de que el ex analista de la CIA Edward Snowden viajara “de estrangis” con el presidente para refugiarse en Bolivia.

 

Digo parece, porque ahora se abre el debate diplomático y se comenzarán a pedir explicaciones a Francia, Italia y Portugal por haber negado a Morales aterrizar para repostar y emprender rumbo a su país. Y todo porque Estados Unidos intenta que Snowden no encuentre un lugar en la tierra donde esconderse tras haber revelado secretos de estado.

 

Lo más curioso de todo esto es que al final tuvo que ser Gran Canaria, algo que seguro habrá sentado mal en Tenerife, el lugar donde ese avión aterrizara para hacer una parada técnica, como la llaman, para ponerle agua al limpiaparabrisas, llenar el depósito y comprar algún refresco para el camino.

 

E, independientemente, de lo que hayan dicho ya en Bolivia sobre el presunto secuestro de Morales, el caso ha tenido tintes más propios del creador de James Bond, Ian Fleming: Un ex espía que escapa de Rusia escondido o, un país que es capaz de retener hasta a un presidente de otra nación por sospechar de él, podrían haber sido buenos argumentos para este caso.

 

Pero ante todo esto a mi me gustaría pensar en la tensión que ha tenido que tener el encargado de realizar el repostaje, comúnmente llamado “gasolinero”. Un hombre…digamos de Telde, manguera en mano, observado por propios y extraños y que, mientras se llenaban esos depósitos probablemente silbaba para no llamar la atención ante tanta expectación y librarse de toda culpabilidad.

 

Aunque de vuelta al asunto, seguro que, cuando Snowden vio que se abría la posibilidad de que tuvieran que parar en Gran Canaria para repostar e incluso que podía haberse quedado en nuestro archipiélago y pedir asilo político, prefirió quedarse en Rusia porque, aunque tengamos mejor clima, seguro que allí, con una tasa de parados del 1,1%, trabajo tendrá.

 

Esta es la crónica habitual de un día como otro cualquiera.


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