Snowden somos todos (o deberíamos)

Hace un par de días asistí a una espontánea tertulia en nuestra librería (www.e-excellence.es) sobre la crisis que nos acucia! Vaya originalidad, en los tiempos que corren! Sin embargo, como en tantas otras, la conclusión del público asistente es la resignación ante las actuales circunstancias. La gente se lamenta y muestra su sentimiento de incapacidad -cuando no, perplejidad- ante la que está cayendo, en el mundo entero. Lo sistémico y lo personal se funden en un solo y permanente duelo! Indiferencia ya poca, solo rabia o desconsuelo! Pocos o nadie sabe qué hacer al respecto…

Pero uno observa lo que pasa en el mundo y no deja de sorprenderse ante el indudable cambio a mejor, que llega! Aparte de las cada día más numerosas movilizaciones (Brasil, Turquía, etc.), hay ejemplos de heroicidades personales. Y Snowden es una de ellas, así como la del informático suizo que desveló la relación de clientes anónimos cuyo capital se hallaba en un paraíso fiscal como Suiza. Estos y muchos otros han optado por seguir a su conciencia y hacer lo posible para evidenciar la falta de ética y de transparencia de ciertas personas, instituciones e incluso países. Desde su puesto de trabajo, cada uno a su manera está -por fin- rechazando malas prácticas, dándolas a conocer a medio mundo. Ni que decir tiene que esos mismos personajes son perseguidos y tachados de desleales a una causa aparentemente común, que ya no es la suya…

Todos deberíamos ser como Snowden, íntegros y valientes para hacer lo mismo que ellos, cada uno desde su vida personal o profesional. El silencio es nuestro peor enemigo… aunque el Sistema dirá que somos culpables de nuestra incontinencia verbal, cada vez que sale a la luz una verdad -le guste a quien le guste- se está luchando por ella, por la libertad, la democracia y por la dignidad humana! Ahí radica la valentía de esas personas que, día a día, son coherentes con lo que piensan, sienten y viven cada día, le pese a quien le pese!

Pero, ni qué decir tiene que los gobiernos, los políticos y hombres de Estado, las instituciones -incluso las judiciales, presuntamente independientes- harán todo lo que esté en sus manos para evitar esos heroísmos que les hacen daño, porque simplemente cuestionan el Sistema, a todas luces mejorable. Dirán de ellos que son ilegales, desleales, peligrosos para la seguridad… incluso tóxicos y terroristas antisistema. Y es verdad, esas heroicidades invitan a seguirles, admirarles y ayudarles en su cometido de sacar a la luz la verdad, hasta ahora escondida bajo oscurantistas siglas que se reparten la riqueza, el poder del mundo y la corrupción, a partes iguales, ya se llamen OTAN, FBI, CIA, CE, G20, G8 o cualquier otra de las miles de tapaderas que existen…

Incluso me divierte cómo un joven desaliñado, frágil y aparentemente inofensivo puede poner en jaque a todo un Sistema e incluso poner en evidencia la inoperancia del mismo y su pretendida efectividad y seguridad. ¿Esas son las mismas Organizaciones que pretenden velar por nuestra seguridad e intereses, frente a los malos, los paganos y los que no están aliniados -¿o alienados?- con nuestros supuestos deseos comunes de libertad, democracia y fraternidad? ¿Son las mismas que nos anuncian ya que nos resolverán la crisis? ¿O las que cambian a su antojo las leyes para asegurarse el supuesto control de todo, aunque lo vistan de protegernos ante el presunto enemigo existente? ¿Son los mismos países, organizaciones y/o personas que son incapaces de gestionar la presunta travesura de un joven indolente y rebelde… como en el fondo lo somos -o deberíamos ser- todos y cada uno de nosotros?

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