Sin llegar a alcanzar su mejor nivel (cuando eso pasa hay muy pocos a su altura), Bong Joon-ho se ha sacado de la manga una gran película. Partiendo de una situación muy atractiva (los últimos habitantes de la Tierra viajan atrapados en un tren que recorre el planeta), la peli se nos presenta como en una especie de juego de plataformas, de esos en los que no hay más opción que avanzar hacia delante, abriendo puertas y eliminando enemigos. Pero lo genial es que cada nueva pantalla de esta vibrante carrera nos sorprende más que la anterior. En Snowpiercer hay tensión, inteligencia y humor pero, sobretodo, hay la mano única de un director capaz de diseñar escenas tan espectaculares como elegantes. Este tio es un genio.
Lo mejor: su fuerza e ingenio visual.
Lo peor: tiene algunas fisuras argumentales (pero amo a Bong y se lo perdono).