Lugar: La Riviera. Madrid
Fecha: 15 marzo 2014
Asistencia: 2.000 personas
Artistas Invitados: -
Precio: -
Músicos: Carlos Escobedo (voz y bajo), Jorge Escobedo (guitarra), Antonio Bernardini (guitarras) y Manu Reyes (baterista)
La robusta épica de Sôber asalta La Riviera
La acomodada tranquilidad del sábado tarde en Madrid Río salta en mil pedazos cuando una tropa de moteros llega atronando con los tubos de escape en llamas, abriendo camino para el cochazo (un Pontiac Firebird bien negro y con calaveras) en el que llegan Sôber saludando con los cuernos al personal. Ciclistas, patinadores y familias más bien poco rockeras alucinan mientras el sol se marcha y llegan las huestes de la oscuridad macarra para asolar el Puente de Segovia y alrededores.
Es la actitud y es la pose en un día grande para la banda madrileña, que llega rugiendo y apestando a embrague un par de horas antes a una Riviera que la espera con las entradas agotadas para la presentación de su reciente último álbum, Letargo, una consistente colección de canciones con la ya clásica marca de la casa, uniendo emotivas historias con vigorosas guitarras y poderosos corazones palpitantes. [FOTOS de Alfredo Rodríguez]
Y así, como un puñetazo en el estómago, arranca la velada con Sombras y La Araña marcando un ritmo cardíaco alto que ya no va a decaer en ningún momento. El muro de sonido de Sôber se levanta heroico con Eternidad, el primer gran latigazo de épica, apuntalado por una base rítmica inapelable y 2.000 gargantas entregadas para la causa. “No tenéis ni idea de cómo se siente uno aquí arriba con un público como vosotros después de 20 años”, arenga Carlos Escobedo ante el jolgorio popular.
La jugada ya está clara y es ganadora. Se suceden Mañana, la expansiva Diez años, Letargo, Paradysso, La pisión del placer, Blancanieves, Encadenado… y para cuando explotan Cubos y Arrepentido el lugar ya está completamente conquistado por un mar de cuernos (en el que por algún motivo predominan las féminas) que paladea con gusto cada macizo martillazo que recibe desde el escenario.
Tras Náufrago en acústico, la recia violencia de Insecto y la ampulosa amplitud de La Nube, la banda invita al escenario a Duo Kie para interpretar Sin Perdón, momento único de fusión de metal y rap que resulta voluntarioso y efectivo, pero un tanto disperso. Para finiquitar la velada, la banda recupera la senda hercúlea con Tic Tac, justo antes de entregarse sin reservas con su clásico final por todo lo alto con Loco.
En total, cerca de dos horas de rock en llamas, con olor a tubarro y recia épica rebosante para multitudes (con evidentes ecos a Héroes del Silencio, al final resulta inevitable la mención). Con Letargo Sôber reivindican su vigencia en el presente mientras miran al futuro al tiempo que celebran dos décadas de entrega a la música (con algún descanso por ahí). Por eso, como un regalo para ellos mismos, lo grabaron todo en vídeo para la posteridad: desde la llegada desafiante hasta la incontestable victoria, con el motor siempre carburando y sangrando.
CRÓNICA PUBLICADA ORIGINALMENTE EN ROLLING STONE.