El Gobierno de Estados Unidos está tomándose en serio el asunto de los pagos a médicos por parte de laboratorios farmacéuticos. Durante los últimos años se han desarrollados diferentes normas para mejorar la transparencia en estas omnipresentes relaciones. Cuenta la revista Newsweek que a partir de septiembre se harán públicos parte de esos datos.
Las relaciones financieras entre compañías de servicios sanitarios y médicos está a la orden del día, son cotidianas y provocan que la formación, la investigación y la atención médica se distorsionen. En nuestro país hace unos años que profesionales sanitarios crearon la Platafoma No Gracias por la ética y la transparencia.
El Código Penal o la Ley de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios prohíben expresamente este tipo de “atenciones” pero las administraciones públicas parecen mirar para otro lado y han delegado la formación de los médicos en los laboratorios, lo que representa un claro conflicto de interés.
Cada vez más, los gobiernos toman cartas en el asunto y como os contamos hace poco empresas como GlaxoSmtihKline son investigadas por sobornos a médicos en varios países del mundo.
Para justificar las normas sobre transparencia Newsweek escoge uno de los escándalos medicamentosos más desgraciados de la historia, el del fármaco para la artritis Vioxx:
La moraleja de Vioxx muestra cómo el enredo de las grandes empresas farmacéuticas y la investigación puede conducir a un desastre de salud pública“.
En efecto, Vioxx fue aprobado por la Administración de Alimentos y Fármacos (la FDA) como analgésico en 1999 pero poco después se supo el fármaco tiene efectos secundarios catastróficos. Según la FDA, entre 38.000 y 140.000 pacientes tuvieron ataques al corazón y derrames cerebrales inducidos por Vioxx y entre el 30 y el 40% de esas personas murieron.
Después de ello el laboratorio productor, Merck, retiró el medicamento del mercado. En Estados Unidos no es como por ejemplo en España y el Departamento de Justicia presentó cargos contra la farmacéutica alegando que promovió ilegalmente un fármaco mal etiquetado por engañar al gobierno sobre su perfil de seguridad.
Merck se declaró culpable y dio al gobierno 950 millones de dólares para resolver el asunto de manera “amistosa”. El laboratorio también enfrentó una demanda colectiva de sus víctimas y hubo de desembolsar otros 5.000 mil millones a los demandantes. Una suma tan grade, como destaca Newsweek no melló el balance final de la empresa. Merck registró más de 11.000 millones en ventas de Vioxx desde mediados de 1999 hasta septiembre de 2004.
Y aquí es cuando llega la importancia de atajar los conflictos de interés:
Michael Weinblatt del Hospital Brigham and Women’s de Boston, quien dirigió el estudio Vioxx Gastrointestinal Outcomes Research (VIGOR), desempeñó un papel clave en la tragedia. Los primeros resultados del estudio VIGOR encontraron que el doble de los pacientes que tomaban Vioxx tenían problemas de corazón o murieron, en comparación con los pacientes de control. Pero Weinblatt decidió NO investigar el asunto y la droga fue sacada así al mercado”.
Este hombre era consultor de Merck y poseía acciones de la compañía.
Para acabar con el problema de los sobornos a médicos y los intentos de “comprar” sus recetas mediante regalos, viajes, acciones de la compañía, etc, están muy bien las leyes de transparencia. Pero también hay que cumplir la ley y sobre todo las administraciones públicas han de retomar su papel en la formación de sus empleados. Lo demás, que quede en manos de las fiscalías que, como hemos escrito en ocasiones han de actuar de oficio.