Probablemente la mayoría de las personas que pasáis por aquí y os tomáis un tiempo en vuestro día para leerme, tenéis un blog (no sé si os apetecería dejarme su URL en un comentario para pasarme este fin de semana a visitaros). O quizá, por lo menos, os habéis planteado tener uno. Probablemente alguna vez habéis dicho eso de “yo escribo para mí” o “no me importa tener muchos seguidores” o “no trabajo en mi blog por un objetivo fijo, simplemente porque me gusta”. Y probablemente, en parte, eso sea verdad. Y digo en parte porque quizá al decirlo todavía no te has dado cuenta de que el blogging implica cierto grado de ambición y de que es una herramienta excelente para hacer algo que, en nuestro día a día, no nos atrevemos a hacer: soñar a lo grande.
Quizá no te hayas dado cuenta pero desde que tienes tu blog, te has ido planteando pequeñas metas. Puede que empezaras por marcarte unos días fijos de actualización o simplemente por mantenerlo activo. Y puede que quizá lo hayas ido cumpliendo hasta haber implementado el trabajo en tu blog como un hábito más de tu vida. ¡Enhorabuena! ¡Lo conseguiste! Pero, un momento. Entonces: si somos capaces de plantearnos pequeñas metas, ¿por qué no vamos a mirar todavía más allá y utilizar nuestro blog para pensar todavía más grande?
Hoy te traigo algunas cosas que el blogging puede enseñarte sobre soñar a lo grande. Si tienes un blog, espero que poco a poco las aprendas y si no, espero de corazón que te pique tanto la curiosidad con esta entrada que no puedas evitar intentarlo tú también :)
1. Un blog despierta tu ambición (y no quiero ni oírte decir que tú no has abierto tu blog para que los demás te lean, porque no te importa si te leen o no) porque si de verdad no te importara, no habrías abierto tu blog. ¿Esto es malo? En absoluto. No es malo querer más (hay una entrada por ahí, antigua, en la que hablé de ello). Trabajas en tu blog porque quieres que crezca MÁS, quieres que cada vez la gente te lea MÁS, quieres que tu comunidad sea MÁS grande, quieres escribir MEJOR, quieres aprender MÁS cada día, quieres GANAR dinero… Sea cual sea el objetivo principal que te movió a estar aquí, conllevó cierta ambición por tu parte. Y no conformarte con ello y seguir adelante, aspirando a MÁS cada vez, no es que no sea algo negativo sino que, probablemente, es una de las mejores fórmulas para no quemarse con la parte menos buena de tener un blog.
2. Un blog puede hacer que empieces (de una vez por todas) a creerte que escribes bien: puede que tu madre lo supiera desde siempre (ay, las madres) y puede que tú hayas sabido desde siempre que no se te da nada mal esto de escribir, pero puede también que jamás te hayas animado a hacer alarde de ello porque, bueno, no está bien visto. ¿Pero por qué no vas a hacerlo si es cierto? Un blog conlleva escribir cientos, miles, millones de palabras y eso, por fuerza, hace mejor escritor a su autor. Empezar a creer que podemos mejorar nuestra escritura y tener el plan, incluso, de vivir de ello algún día, no es malo tampoco. Es un sueño grande, que seguramente conlleve trabajo, esfuerzo y algún que otro quebradero de cabeza, pero ahí está, dejándose ver poco a poco con cada entrada.
3. Un blog puede ayudarte a descubrir tu pasión (o a hacerla más fuerte, en el caso de que la hayas encontrado ya): hace falta que aquello sobre lo que escribas, empleando tanto tiempo de tu vida, sea algo que realmente te guste y sobre lo que te interese escribir. Un blog puede ayudarte a descubrir cuál es esa pasión (todos hemos tenido blogs que eran totalmente diferentes a ese blog ideal que queríamos tener, simplemente porque estábamos probando diferentes temáticas sobre las que probar nuestra escritura) o bien, puede ayudarte a que tu verdadera pasión se afiance, se haga grande y te permita empezar a vivirla un poquito más (al menos, un poquito. Live your passion, you know?).
4. Un blog te enseña que tus posibilidades son literalmente infinitas (siempre que dejes trabajar a tu imaginación): cuando lleves un tiempo con tu blog, te darás cuenta de que en realidad, llevarlo a lo más alto, depende sólo de ti. Y me dirás “también depende de que me lean“. Sí, pero nadie leerá nada si no hay contenido interesante que leer, ¿no es cierto? Créeme, podrás llevar tu blog todo lo lejos que quieras en función de tu constancia, tu trabajo y tus ganas de innovar y persistir en él. Porque una vez que has descubierto que esto te gusta, que se te da bien y que además puedes utilizarlo para acercarte un poco más a esa pasión, talento o habilidad que tanto, tanto, tanto disfrutas, tus posibilidades se abren como si fueran un abanico de cartas infinitas. Y lo mejor es que, conforme pasa el tiempo, cada carta que escojas, cada posibilidad que nazca a raíz de tu blog, será mejor que la anterior.
5. No los ves (porque cada uno está en su casa, tras su pantalla) pero tienes a tu alrededor una comunidad enormemente creativa: atrévete a leer otros blogs, a compartir su contenido (olvida incluso que algunos son tu “competencia”), lee blogs en otros idiomas, explora los referentes en tu nicho y comienza a disfrutar de la cantidad infinita de contenido que otras personas que sueñan en grande como tú, crean cada día.
En definitiva un blog puede enseñarte a que encerrado en ti mismo, con tu tímida pero potente habilidad para escribir y esa pasión a la que le dedicarías tu día completo, sin mostrarte al mundo o haciéndolo de una forma que apenas se ve y con un pánico tremendo a sentirte ambicioso y a querer ser el mejor (porque psss… no está del todo bien visto), no conseguirás nada de todo lo que podrías conseguir si realmente te lo propusieras.
Un blog te enseña a que soñar en grande es hasta sano y que cada paso que recorres hacia un objetivo (siempre mayor que el anterior) es un paso dado en la buena dirección.
Hasta el lunes, almas cándidas :)