Soy madre, mujer, trabajadora…
Hoy me he reincorporado al trabajo, mi empresa tomo la decisión de intercambiar dos jefes de departamento y me tocó a mi ser uno de ellos
He llegado a un trabajo nuevo, en una ubicación distinta con nuevos compañeros y una plantilla desconocida para mi
La persona con la que me han intercambiado es un hombre, de algo mas de cincuenta años, chapado a la antigua, con una formación cultural limitada, y un gran bagaje profesional que ha sustituido la formación por experiencia.
Hasta ahí todo perfecto, distintas generaciones, distintas formaciones pero mismo puesto, mismo sueldo y misma relevancia… Excepto en que se le ha escapado a alguien que se refiere a mi persona como “la Barby”, me he partido de risa!
Es curioso que a estas alturas alguien se entreceje contigo por tu aspecto, te juzgue por tu imagen, influya en su forma de verte tu edad y sobretodo el mayor peso en la forma de catalogarte sea tu sexo. Si, soy mujer, y a mucha honra. Aunque tu me llames Barby.
Si, amigo, esta mujer tiene el mismo puesto que tú, el mismo sueldo, la misma relevancia dentro de la empresa, y aunque no lo creas, también a mi me ha costado mucho esfuerzo llegar aquí, tal vez mi esfuerzo haya sido mayor que el tuyo, de ahí mis resultados precoces, un gran esfuerzo demostrar la valía en un mundo predominantemente de hombres, donde personajes como tu, juzgan solo la parte visible de mi persona.
Tal vez te recuerda mi imagen y mi edad, a tu experiencia hace muchos años, al pobre trabajador con aspiraciones al que le ha costado un mundo llegar a este puesto?
Tal vez te rechina que yo haya llegado a el veinte años antes que tu?
Tal vez te duele que una mujer dos décadas más joven que tu haya llegado a la misma meta?
Porqué desprestigias con tus palabras mi ahínco y mi sudor?
Con tu actitud desprecias mi esfuerzo, vinculas mis éxitos a una mera imagen depauperando mi profesión e intentas denigrar mis logros por el simple hecho de ser mujer.
Pero agradezco tu ejemplo, porque sirve para afianzar mas mis triunfos.
Porque tus vilipendios ejercen como lección constructiva para mis hijos y para tus hijas.
Porque comparándonos, a ti y a mi, aprenden que es posible con el esfuerzo de una mujer, de una persona llegar a donde se quiera.
Porque ven que sujetos como tu, sois simplemente desfasados fantasmas sin futuro.
Porque se instruyen en que la valía de las personas no depende de su sexo, sino de su mente y de su dedicación.
Gracias por hoy hacerme sentir mas grande, mas fuerte, y un ejemplo para los míos.
Gracias por recordarme que sólo el esfuerzo, dedicación y trabajo me han traído hasta aquí, y no mi imagen.
Y de paso gracias por hacer que me mire en el espejo con otros ojos, desde los tuyos que me ven como una muñeca, que me dan una juventud y una belleza que creía perdida.
Una Barby…