Al comienzo, el "15-M" o "los indignados" fué algo muy estrechamente unido al mundo digital interactivo y a una reivindicación de mayor participación política y democrática.
Aquí mismo recogí el pasado 18 de mayo lo referido por José Luis Orihuela al respecto, que terminaba diciendo: "estamos pasando de una pretendida política 2.0 a una reivindicada democracia 2.0, pero todavía no sabemos cómo funciona, ni que efectos secundarios tiene."
Y yo mismo concluía aquella nota: "atención, por tanto a este genérico, variopinto y real desencanto convertido en indignación social, que tiene un claro denomidador común en "la red", por así decir, y que probablemente querrá ser apropiado y manejado por los diversos partidos en liza en estas elecciones políticas españolas.
Un evento que puede ser utilizado para ocultar muchas realidades sociales que derivan de medidas políticas concretas e incómodas que deberían estar presentes ante los votantes en estos comicios."
Hasta aquí, lo escrito en Mayo pasado. Si ahora sucede que los "indignados" actuales y su autogestión asamblearia ya no tienen que ver demasiado con sus raíces y con su origen (Ley Sinde, #democraciarealya, etc.), sino que -junto a un buen puñado de justas reivindicaciones políticas- resulta que ahora, en plan oportunista en búsqueda de pura "visibilidad", se dejan apadrinar -desde fuera y desde dentro- por algunos medios que se quieren laicistas y algunos políticos que se quieren de extrema izquierda (para lograr lectores o votos como sea), se dejan ahora manejar -decía- para actuar en modo "activistas" del "gremio nacional-anticristiano", que tal cosa es en concreto el "laicismo" abstracto que pretenden propagandear.
Como si -en vez de definirse por sus objetivos cívicos en pro de la sociedad- se definieran por intentar contagiar no se sabe bien qué fobias, con aspecto de resultar cuestiones más bien personales de algunos pocos, que asuntos realmente sociales y que buscan el bien común.
Y con esto, me parece, poca credibilidad van a lograr los "indignados" para aquellas genuinas reivindicaciones políticas. Además de perder un buen número de "movidos 15-M" y no digamos de simpatizantes.
Esto decía el otro día El País, diario de clara pertenencia al mencionado "gremio" activista "nacional-anticristiano", buscando empujar al 15-M en ese sentido. Conste que es por informar, no por hacer propaganda de una actitud antidemocrática y anticonstitucional (al menos en España) de primera magnitud:
El 15-M, el movimiento de los indignados, comenzó ayer a organizar la visita de Benedicto XVI. Los indignados están elaborando un calendario de acciones de protesta para la llegada del Papa, entre las que se encuentra la escenificación de un vía crucis reivindicativo, la colocación de puestos informativos en los lugares donde se hospedarán los peregrinos y una manifestación en Neptuno paralela a la misa del martes en la plaza de Cibeles con la que se inaugura la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Para llevar a cabo estos actos miembros del movimiento han contactado con asociaciones y organizaciones (laicas, feministas) que critican también la visita del Papa para unir fuerzas. (...)
(...) En Comunicación buscaban medidas para relajar a las masas en momentos de tensión. Como soluciones se barajaban opciones simples como tirar globos, pompas de jabón y aviones de papel, algo que funcionó durante el cierre de la Puerta del Sol. Ideas más sofisticadas se están buscando para recibir al Papa: el 15-M le espera y no con los brazos abiertos.
Esto es lo que hay, en un país con una clara mayoría de ciudadanos cristianos.
Y es una desgracia para estos pocos "nacional-anticristianos" (antes "indignados" nacional-antisistema), ahora jaleados por El País y otros pocos medios, buscando notoriedad a costa del viaje del Papa (en una curiosa actitud reaccionaria y oportunista en estado puro, ya que sin su viaje, no harían nada de esto).
Porque la realidad real es que habrá esos días en Madrid más de un millón y medio de peregrinos que quieren escuchar al Papa Benedicto XVI. Que es, probablemente, la persona (e incluso el líder) más inconformista y con más prestigio que se puede encontrar hoy día en el mundo.
«Jesús hoy sería un ‘indignado’ más», dice hoy en una entrevista Xavier Novell, el prelado más joven de España, en una entrevista en XLSemanal:
XL. Si Jesucristo viviera hoy, ¿sería un ‘indignado’ más?
X.N. Ciertamente, el Señor se indignó ante tantísimas manipulaciones que habían hecho los dirigentes de Israel de la religión. Jesús se indignó ante la falta de humanidad de su pueblo hacia los que sufrían. Jesús se indignaba ante quienes habían recibido el encargo de servir y lo que hacían era servirse. En lo que hay de ese movimiento de acusación y denuncia, Jesús se siente cerca de ellos. En lo que pueda haber de ‘no estamos de acuerdo con nada’ y ‘no sabemos lo que proponemos’, Jesús les recomendaría ser compasivos con los que tratan de hacerlo lo mejor que saben. Quizá quienes se indignan tampoco tienen la piedra filosofal. Las cosas son muy complejas.