Sobre el bloqueo del escritor

Desnuda
sobre la mesa de madera
su voz sonó a vértigo de ofrenda;
"recítame lo que sabes, poeta"
mientras se abría jubilosa de piernas
como quien se abre por curiosidad las venas.
Y pensé en carreteras infinitas flanqueadas de arena
penetrando certeras la impermeabilidad de horizontes virginales.
Pensé en la perspectiva amazónica del bosque
mientras contempla el vuelo impecable de la colilla.
Pensé lo que pensaría el abismo 
sobre nuestra adicción enfermiza por la cuerda floja.
Pensé en los gestos absurdos que nos mantienen a salvo.
Pensé en la glotona lucidez del vampiro ante el cuello
desprotegido de la doncella.
Pensé en la orfandad múltiple del astronauta errabundo
al ver apagarse la última luz de la tierra.
Pensé en todo esto
y me quedé absoluta y perdidamente en blanco.