Había una vez (empezaré como en los cuentos) un nadador llamado William Thomas. No era mal nadador, pero había muchos otros mejores que él. Un día dijo "soy una mujer" y se cambió el nombre y empezó a seguir un tratamiento. Ahora se llama Lia Thomas y gana campeonatos en categoría femenina. Aunque parece que ha perdido algo de musculatura por el tratamiento todavía es más fuerte que las mujeres contra las que compite. Y creo que lo seguirá siendo. Hay una pregunta que muchos, sobre todo progresistas, en este tiempo confuso no pueden o no saben contestar. La pregunta es "¿qué es una mujer?". La ciencia, como en otros muchos temas, viene al rescate. Es muy fácil : una mujer es un ser humano que nace con cromosomas XX en el par 23 de cromosomas. Si el ser humano nace con cromosomas XY es un hombre. Esto es así hasta que el ser en cuestión muere. Da igual que el ser en cuestión opere sus genitales o tome lo que sea, su genética no va a variar. Si dentro de mil años un arqueológo encuentra el esqueleto de Lia Thomas dirá, sin necesidad de análisis genéticos, sólo por sus características: "era un hombre". El análisis genético simplemente lo corroborará. Necesitamos, las mujeres necesitan, que los hombres deportistas que se operen o sigan tratamientos para "ser" mujeres sigan compitiendo en competiciones masculinas. Porque una cosa es lo que crean o quieran ser y otra es lo que efectivamente son, hasta su muerte.