En Santiago de Chile y en la Universidad de los Andes, tuve ocasión de mantener un coloquio público con Nicolás Acuña, director de la serie televisiva "Los archivos del Cardenal", presentado y moderado por Vincenzo Gratteri, director del Master en Guión y Desarrollo Audiovisual de esa Universidad.
La serie se sitúa en 1980, momentos en que Chile vive bajo la dictadura militar del general Pinochet y la policía secreta controla buena parte de las libertades cívicas. La Vicaría de la Solidaridad es una institución de asistencia social de la Iglesia católica, en la que varios personajes investigan casos de violaciones de derechos humanos y de personas muertas y desaparecidas.
Si bien desde aquellas fechas han pasado unos años, y los sucesos referidos en la serie aparecen según el estilo narrativo de un docudrama ficcionalizado, en el que no se presentan hechos específicos históricamente situables, el panorama ambiental que ofrece la serie responde a una fuerte denuncia emocional de hechos y comportamientos contra los derechos humanos, sin entrar en una explícita manifestación de opción política e ideológica.
En la conversación quedaron de manifiesto los aspectos de escritura y producción que, sin ningún tipo de censura, pusieron en pie una serie que para no pocos chilenos resultó inesperada en el tratamiento de asuntos hasta el momento inauditos, generando un ejemplar y maduro diálogo público.
Vincenzo Gratteri, Nicolás Acuña y Juan José García-Noblejas, quien citó el capítulo IV de la Poética de Aristóteles: Aquello que en la realidad causa horror o asco, si está representado correctamente causa placer, porque te despeja la capacidad de ver la realidad.
Así lo cuentan desde la Universidad de los Andes:
Un entretenido diálogo entre la academia y la producción televisiva se vivió en el seminario 20-20 de la Facultad de Comunicación UANDES “Historia e historias: El delicado equilibrio entre hechos históricos y ficción”. El Director delMáster en Guion y Desarrollo Audiovisual (MGDA), Vincenzo Gratteri, conversó con el director de la serie de TVN “Los archivos del cardenal”, Nicolás Acuña, y con el académico de la Universidad de Navarra Juan José García-Noblejas, especialista en teoría de la comunicación y guion.
Los tres compartieron sus impresiones acerca del uso de la historia real (History) para narrar historias de ficción (stories), como ha sucedido con tres series televisivas de Nicolás Acuña: “Algo habrán hecho”, sobre los héroes de la patria; “Los archivos del cardenal”, sobre la Vicaría de la Solidaridad; y “El remplazante”, sobre el sistema educacional chileno. “Me he ido metiendo solo en las patas de los caballos para generar una televisión que genere discusión”, comentó respecto a las temáticas de sus últimas producciones.
Algo habrán hechoDurante una hora, los invitados conversaron sobre cómo se relaciona la realidad con la ficción, sacaron a relucir ejemplos extraídos de las últimas series de Nicolás Acuña, con varias anécdotas de por medio, y destacaron en todo momento la importancia de los personajes y la fuerza emocional que proyectan en el espectador. “La fuerza documental no la da la historia contada, sino que el ideario emocional”, planteó Juan José García-Noblejas, refiriéndose a la “fuerza tremenda” que cobran las “pequeñas historias que refieren asuntos o situaciones, pero no hechos ni personajes directos”, cuando están encarnadas en un buen personaje de ficción. Nicolás Acuña concordó con esta idea, ejemplificándola en su experiencia con “Algo habrán hecho”.
“Yo creo que la Historia está viva y que es una interpretación histórica de quienes estamos vivos”, comentó el director, quien recreó las historias de personajes como Diego Portales o Bernardo O’Higgins de acuerdo a como él mismo se imaginaba que habían sido las situaciones que les tocó vivir. “Me han llamado historiadores diciéndome que necesitaban ver esas imágenes y me preguntaban que de dónde había sacado los documentos que narraban algunos hechos, pero yo les explicaba que esas imágenes eran como yo me imaginaba esa historia”, explicó Acuña, demostrando la relevancia emocional de la historia ficcionada.
Los archivos del cardenal
En esta misma línea, y como la historia de “Los archivos del cardenal” trataba un tema más sensible para la sociedad actual, el desafío que se planteó Acuña era no “caricaturizar” a los personajes ni tomar un partido político sobre los hechos. “Por eso traté de que la ficción estuviera por sobre la historia, pero gran parte de los espectadores tomaron posición, por lo que el gran desafío en nuestra segunda temporada es que el espectador logre seguir la historia de mis personajes, más allá de la posición política que tengan”, explicó.
Sin embargo, no por eso desaparece el punto de vista. “Cuando uno toma todos los puntos de vista, no cuenta nada. Yo quería contar la verdad de los abogados y asistentes sociales de la Vicaría. Esa era mi visión, esos eran mis héroes”, agregó.
Y, por lo mismo, aseguró que el no haber usado imágenes reales de archivo, como sí sucede en “Los 80”, le permitió acercarse con más libertad a los hechos históricos, usando la ficción para mezclar épocas o unir casos. “No estoy contando una realidad histórica, me estoy nutriendo de una realidad que me tocó vivir”, diferenció quien durante su niñez fue testigo ocular del rapto del profesor José Manuel Parada. “Me parece interesante cómo la gente valora cómo nosotros nos agarramos de la supuesta verdad histórica y la transformamos en una serie de ficción”, agregó el director, quien ya está trabajando en la segunda temporada de “Los archivos”.
“La serie ahora va a ser mucho más como Cold Case”, ejemplificó, refiriéndose a la serie norteamericana en la que un equipo policial investiga casos no resueltos.“Vamos a retomar los casos más emblemáticos, como Víctor Jara y Soria, pero investigados desde lo que se sabía para el ‘82”, adelantó a los alumnos de Periodismo UANDES.“Van a ser menos casos, por lo que durarán más capítulos y donde las historias personales estarán más presentes”, comentó, generando la felicidad de Juan José García-Noblejas. “Se veía que había material para dar más volumen a los personajes”, respondió inmediatamente el académico, para quien la forma de traspasar las fronteras nacionales con un programa es precisamente “dando volumen a los personajes y mostrando que eso le puede pasar a cualquiera”. “El referente de las historias no es la Historia, sino que las personas”, aseguró en concordancia con Nicolás, para quien “más que el discurso político evidente, lo importante es ver la relación entre los personajes”.
El remplazantePor lo mismo, Acuña recurrió a la colaboración de jóvenes “reales” para revisar la trama y los argumentos de “El remplazante”,serie que actualmente muestra el mundo de la educación pública en Chile. “Y quedó la grande. Los guionistas me querían matar”, comentó entre risas, aludiendo a todos los cambios que hubo que realizar para eliminar el estereotipo de “cuicos” y “pobres” que generalmente se exhibe por televisión. “Por eso el acercamiento al mundo popular ha sido muy distinto, incluso, muy distinto a lo que yo mismo había hecho en cine o en televisión”, concluyó el director.