Cada 5 de febrero, México celebra como día feriado y por tanto, con suspensión de labores, la Promulgación de la Constitución Política de 1917. Los periódicos murales en las escuelasy muchas columnas de análisis políticos, escriben sobre el tema, pero en ocasiones se omite que no solo es aniversario de la Carta Magna vigente, sino de sus predecesoras puesto que también fueron promulgadas un 5 de febrero.
Bien porque caducaron las constituciones promulgadas en 1824 y 1857, es innegable que algunos de sus principios más básicos, sobreviven en la de 1917, por lo que debería tenerse cierta consideración al respecto, ya que si bien la de 1917 fue un logro legislativo de la Revolución Mexicana, fue también una actualización de las leyes mexicanas, pues el México del siglo XX y de la Revolución era diferente del del siglo XIX.
Aunque se dice que los mexicanos somos buenos para hacer leyes, pero mejores para romperlas; yo diría que las obedecemos conveniencia nuestra. De la Constitución de 1824, se puede considerar que aun se tiene la forma de gobierno como República Federal y representativa, en ella México obtiene su nombre oficial de Estados Unidos Mexicanos, y se le debe la libertad de prensa, entre otras libertades. De la Constitución de 1857, de carácter más liberal, se debe la libertad religiosa, la separación entre el Estado y la Iglesia católica, así como el laicismo de las instituciones que ahora estaría bajo la tutela del gobierno. La de 1917, además de considerar lo lo destacado en las anteriores constituciones, reconocería las garantías individuales de los mexicanos, nacionalizaría los recursos naturales del territorio nacional, reconocería los derechos de los trabajadores y las relaciones de estos con el patrón; y definiría la actual división política, que en el transcurso del siglo XX, tendría sus respectivas modificaciones, pero que desde el principio estaría adelantada a su tiempo.
Pero, de la misma forma que las anteriores Cartas magnas, la de 1917 dividiría nuevamente a los mexicanos, entre aquellos que la quieren aplicar y quienes se oponen a ciertos artículos. La de 1824 provocó la guerra entre federalistas y centralistas, pues la definición política de México era experimento, de la que la federal sería la mejor aceptada. La de 1857, provocó la Guerra de Reforma entre conservadores y liberales, por aquello de la separación Estado-Iglesia y la desamortización de los bienes del clero. Y la de 1917, provocó fricciones con Estados Unidos (y en parte Europa) por la nacionalización de los recursos naturales, entre ellos el petróleo; y desde luego fricciones con la Iglesia católica, por aquello de que originalmente, la Constitución no daba libertad religiosa, sino que prohibía el culto, entre otros puntos anticlericales, provocando la Rebelión cristera.
En cuanto a la de 1917, aunque la Revolución fue iniciada por Francisco I. Madero, él no lograría ver los frutos de esta, porque su asesinato daría pie a la renovación de la Carta Magna, debido a que la de 1857 se enfrentaba a un México muy diferente de cuando fue creada. Venustiano Carranza se proclamó líder de la Revolución, cosa de la que diferían en opinión y proyecto otros caudillos como Emiliano Zapata y Francisco Villa. Para 1916, la situación mexicana era tal, que urgía una solución al menos política, de ahí que se convocara a un Congreso constituyente para crear una nueva Constitución; y aunque la mayoría de los diputados eran partidarios de Carranza, la nueva Constitución recogería ideales zapatistas y villistas. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos proclamada el 5 de febrero de 1917, fue una mezcla de reformismo e innovaciones revolucionarias que no reflejaban la realidad sino la voluntad de cambiar esa realidad. Carranza, el nuevo presidente, la aceptaría de muy mala gana, y la paz no llegaría sino varios años después.