Revista Cultura y Ocio
Desde la celebración del primer Día de las Escritoras, que tuvo lugar el 16 de octubre del 2016, se abrió un debate que tiene para largo: ¿es realmente necesario un día dedicado exclusivamente a autoras? *Se escucha a un hombre gritando a lo lejos "yo no leo a autores, leo sus obras" mientras azota Crepúsculo con su edición en tapa dura de Crimen y castigo.*
A lo largo de la historia la mujer ha sido invisibilizada en incontables disciplinas y la literatura no fue una excepción. Basta con googlear listas de clásicos o recordar los libros que nos dejaban a leer en la escuela para enterarnos de qué lado siempre se ha inclinado la balanza. Hoy en día la historia es otra, felizmente, pero no podemos negar que la desigualdad sigue existiendo. En las mesas de novedades, en la lista de ganadores de premios literarios, en los espacios de prensa, en los catálogos de plan lector y puedo seguir.
Mi post no busca sugerir que esto es producto de machismo en la industria editorial, el asunto no es así de superficial ni va por ese lado. Esta desigualdad se remonta al rol "pasivo" en la esfera pública que la mujer se vio obligada a tomar en la literatura desde que esta existe, y tal vez haya sido más determinante de lo que los más positivos hubiésemos esperado. Virginia Woolf lo escribió en 1929 y no ha perdido vigencia: las mujeres y la novela siguen siendo problemas sin resolver.
No puedo decir que, como tanto escuchamos gracias a este post de Canino, "cuando leo a mujeres me siento como llegar a casa y quitarme el sujetador", porque así de cómoda —u horrorizada, o indiferente— me pueden hacer sentir libros escritos por hombres y mujeres a partes iguales, esa no es la cuestión. Lo que sucede es que no puedo enfrascarme en la idea de que si se leen a menos mujeres o se mantienen los all-men panels es porque no hay mujeres escribiendo o lo que ellas producen sea de menor calidad. Y no, no es "llenar una cuota por llenarla", es darnos el trabajo de poner en valor a todas las autoras, ilustradoras, coloristas y demás artistas que han estado y siguen estando lejos de los focos.
Por dar un ejemplo, desde 1968 se le ha dado el Nobel de Literatura a 51 personas. 43 de ellas son hombres y 8 son mujeres. ¿Alguien puede seguir pensando, en pleno 2018, que esto se debe a que los hombres escriben mejor? Debemos ser críticos y conscientes del arte que consumimos y por qué lo hacemos. Antes de cumplir 20 años no me veía representada en mis libros favoritos, ni a mí ni a las mujeres de mi vida. A los personajes femeninos más ricos y mejor logrados que he tenido la dicha de leer los he conocido gracias a autoras.
Amigos me preguntan si no me aburre leer, durante octubre, solo a mujeres. Es curioso, pero cuando estaba en el colegio, nadie se preguntaba si no aburría leer solo a señores. La historia no nos ha tratado muy bien, pero afortunadamente todos los días creamos historia.responder