Esta semana se celebra el Orgullo Gay en Madrid. Para algunos una fiesta de carnaval, purpurina, cuerpazos en bañador, pluma y berbena. Y está bien divertise y hacer visible la normalidad, pero dejando de lado lo anecdótico, lo que hoy se conmemora es un nuevo aniversario de la revuelta de Stonewall, ocurrida en Nueva York en 1969.
El 28 de junio de 1969, en un bar del village llamado Stonewall tuvo lugar el primer gran enfrentamiento entre los gays y la policía, a partir del cual los gays comenzaron a organizarse y reclamar un trato no discriminatorio. En conmemoración de ese acontecimiento tienen lugar en numerosas ciudades de todo el mundo marchas como la que tiene lugar también en Madrid.
El Stonewall era uno de los bares de moda para los gays de Nueva York en los 60, una época en la que eran normales la opresión policial, las redadas y el cierre de los lugares de ambiente.
El 27 de junio hubo redada en Sonewall, pero esa vez algo diferente sucedió. Por una vez la gente no pudo aguantar más la persecución y la represión de la libertad y estalló el conflicto, con barricadas, enfrentamientos en los que cientos de gays plantaron cara esa misma noche a la represión policial, terminando esa jornada con un muerto y 300 detenidos, tras tres días de disturbios
A raíz del estallido de la protesta y salto a la luz internacional de los dramáticos disturbios por la despiadada discriminación de la cual fueron objeto por parte de las fuerzas del orden, simple y llanamente por su orientación sexual, desde la jornada siguiente a se sucedieron las concentraciones en las que cientos de jóvenes gays, se mostraban orgullosos y no se escondían.
Con el tiempo se calmó el conflicto, pero algo había cambiado para siempre: había empezado una nueva era en la lucha por los derechos de gays y lesbianas. Los disturbios de Stonewall transcendieron mas allá de una anecdótica bronca local, extendiéndose por todo el mundo la noticia cuyo significado supuso una explosión de colectivos y de activistas a partir de entonces.
La primera conmemoración de la rebelión de Stonewall se llevó a cabo en Nueva York. Otras Marchas fueron organizadas por primera vez en 1970 en Nueva York y Los Ángeles en el aniversario de los sucesos, una tradición había nacido.
De este modo millones de personas se hacen eco de todas aquellas personas que son perseguidas y condenadas por su legítima condición sexual en muchos países. Es una obligación legal y sobre todo moral, que las naciones más avanzadas, eleven el nivel de exigencia para que se respeten los derechos de todas las personas en cualquier país del mundo. Ya es tiempo de que los organismos internacionales, las asociaciones y los estados en definitiva, no sólo levanten su voz frente a los actos atroces que se perpetran contra gays, lesbianas y transexuales en muchos países por algo tan natural como su condición sexual. Deben adoptar acciones enérgicas que ejemplifiquen su actuación, como sanciones internacionales y comités de estudios.
Recordemos que lo que para nosotros es un día de celebración y fiesta multitudinaria en Madrid, para muchas personas en otras partes del mundo, se torna en sufrimiento, condena y a veces la propia muerte.
Desde la legitimidad que el acto supone, me gustaría que la fiesta y la celebración por los avances conseguidos, no empañe el carácter reivindicativo y conmemorativo que esta manifestación tiene. Que se recupere el verdadero sentido de lo que es el Día del Orgullo Gay en su esencia, más allá del marcado carácter comercial que ha mantenido en los últimos años, el cual ha llevado a la gente a confundir esta celebración reivindicativa.
Os animo a todos a dar a conocer el verdadero sentido de esta cita que conmemora los disturbios de Stonewall en 1969.
Artículo Original de Javier Flores