Revista Opinión

Sobre el malo malísimo

Publicado el 21 diciembre 2012 por Missw @NeloSoriarti
Sobre el malo malísimoHola. ¿Os acordáis de mí?
Soy el malo del cuento, el villano de tu historia, aquello que le pondrá trabas a tu protagonista, que le tenderá trampas, que le obstaculizará el camino. Aquello que le hará caer, desear rendirse y, quién sabe, quizá sea yo quien termine venciendo (aunque de momento la estadística me da la espalda, pero no me importa, da igual, soy el malo de la historia, el Rey del baile). Y sin mí no hay historia porque sin mí no hay conflicto.
Te guste o no soy necesario para que tu historia gire, evolucione, siga adelante y finalmente termine.
En ocasiones tendré forma de personaje, en cuyo caso deberás construirme como si fuera uno más (pero mejor, porque yo lo valgo): puedo ser mujer o puedo ser hombre, pero tengo que tener un aspecto físico (hazme guapo o guapa, por favor), una personalidad, un pasado, unos deseos, unas motivaciones y, sobre todo, unas buenas razones y unos planes malignos para querer acabar con el protagonista. En este caso:
- ¿Me gusta ser malo o lo soy porque no tengo más remedio?- ¿Por qué soy malo? ¿Qué tengo en contra del protagonista? ¿Cómo quiero acabar con él?- ¿Qué es lo que, por encima de todo, quiero evitar que el protagonista consiga?- ¿Qué me mueve? ¿La venganza, el desamor, la tristeza, la rabia, el odio?
Depende del carácter de tu historia desearé matar al protagonista, o simplemente puedo ser un obstáculo. Puedo ser un asesino en serie al que tu protagonista policía busca, o puedo ser una directora de colegio que somete a sus alumnos a unas rígidas normas. Puedo ser y soy todo aquello que entorpezca, se entrometa y quiera acabar con los deseos de tu protagonista.
También a veces no tengo forma definida, puedo ser un mazazo del destino, la pérdida de un ser querido, un trauma en el pasado de tu protagonista o sus propios miedos. Puede que me manifieste en forma de traición de una persona cercana a él o en forma de un golpe de mala suerte, puede que sea un desastre natural que barra todo a su paso, o un naufragio y que tu personaje acabe en una isla desierta, puedo ser un despido, una enfermedad, un deseo prohibido, una parte de su propia personalidad o simplemente un hecho del azar que hace que todo se de la vuelta. 
Hay tantas posibilidades como tu cabecita dé de sí. Piensa en mí como el conflicto y constrúyeme como más te guste, tengo muchas formas de aparecer.
Pero, sobre todo, recuerda que el conflicto es necesario para que haya historia y que yo soy el encargado de provocarlo. Soy el malo malísimo de tu historia, tendré la forma que tú quieras darme y haré lo que tú escribas, pero me necesitas, tus personajes me necesitan, tu historia me necesita, en forma de personaje o no. Soy el conflicto, aquel que desestabiliza la situación inicial, aquel contra el que se lucha, aquel que provoca tropiezos, errores, frustraciones y que hace, al fin y al cabo, que tus personajes evolucionen superándose a sí mismos y quien sabe si, venciéndome a mí.

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