Una de los más estúpidos mantras de nuestro tiempo consiste en creer que nuestros hijos van a vivir peor que nosotros. Sería la primera vez. Cierto que al pavo también le pasó. Pero yo no soy un pavo. La discusión es especialmente frustrante con las mujeres, seres pesimistas por naturaleza.Arcadi Espada.
Discrepo por varias razones:
1) En primer lugar, no es sensato tildar de 'estúpidos mantras' los argumentos o las posiciones de los demás, entre otras cosas porque crispa y obstaculiza el debate nada más comenzar.Termino con una cita:
2) Personalmente no creo que las futuras generaciones vayan a vivir peor que nosotros (¿demasiado optimista tal vez?). Creo, simplemente, que es posible. Sobre todo si no hacemos bien los deberes.
3) Desde luego no sería la primera vez. No digo que el progreso no exista. Más bien advierto de dos hechos: a) durante ese progreso ha habido tanto subidas como bajadas y b) cuanto mayor ha sido nuestro desarrollo, mayor ha sido también nuestra capacidad de autodestrucción. Lo cual quiere decir que cada día que pasa tenemos más razones para ser prudentes.
4) El pavo tampoco sabía que era un pavo.
5) Por último, la distinción sugerida entre hombres-optimismo-racionalidad y mujeres-pesimismo-irracionalidad es muy desafortunada, por decirlo suavemente.
¿Cuán apremiante es el riesgo? Lo suficiente, creo, para que el pensamiento acerca de la preservación de la especie humana cambie de manera fundamental. (...) Desde luego, algunos dirán que (...) es alarmismo ambiental. Quisiera de veras que tal acusación fuera cierta. Por desgracia, es la opinión basada en hechos de la abrumadora mayoría de científicos de talla que estudian el ambiente. Por científicos de talla quiero decir los que recolectan y analizan los datos, construyen los modelos teóricos, interpretan los resultados y publican artículos para revistas profesionales, artículos revisados por otros expertos que, con frecuencia, incluyen a sus rivales. Cuando digo científicos de talla no me refiero a los muchos periodistas, invitados a tertulias mediáticas y polemizadores de paneles de expertos que también se dedican al ambiente, aunque sus opiniones lleguen a una audiencia muchísimo mayor. No pretendo devaluar sus profesiones, que alcanzan niveles muy altos, sino tan sólo sugerir que existen fuentes mejor cualificadas a las que consultar para información objetiva sobre el ambiente. Desde este punto de vista, el ambiente es un tema mucho menos controvertido de lo que sugiere la información rutinaria en los medios.E. O. Wilson, Consilience: La unidad del conocimiento, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 1999, pp. 409-410.
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