Lo que ha inflamado el espíritu del hombre moderno durante estos dos últimos siglos ha sido el ideal de Progreso con la Técnica y la tecnología como fenómenos intrínsecos al ideario del mismo.
Las Revoluciones sólo han sido el medio para que una élite tomara el Poder a través de la Técnica y el aparato tecnológico. Las religiones y la filosofía han quedado cuando menos en un segundo plano sino marginadas del terreno social debido al impacto general del fenómeno técnico.