SOBRE EL TALENTO (segunda parte)

¿Vieron el caballo? ¿No? La cuestión está en darle un giro a la imagen.

Ahora mejor, no es cierto. Muchos lo habrán visto sin tener que girar la imagen (yo, hasta que no me lo dijeron no veía el caballo por ninguna parte).La cuestión es que el talento forma parte de nosotros innatamente, pero está ahí coartada, es una cuestión de ver algo distinto que los demás cuando los demás sólo ven lo que todos estamos viendo. Y ese cambio de visión depende de un pequeño matiz de apreciación del método. Ya empieza a complicarse, porque  aquellos que vieron directamente sin tener que girar la imagen, tienen unas cualidades (tienen lo que algunos llaman visión de artista), pero no es talento, pues este radica en el hecho de volver la fotografía para verlo; está en el método, en el proceso. Nuestros procesos mentales están como automatizados y sobreentendidos en nuestros genes -porque así se sobrevive mejor, ya que el talento tiene una base improvisada y eso es un riesgo para la superviviencia, que suele apostar por lo seguro-. Es cómo si alguien les hubiera dicho que no podían girar la fotografía, pero no era así, como yo, muchos habrán mirado la fotografía sin pensar siquiera en ello. Ahora bien, en este caso, tenían que buscar algo determinado, un caballo. Pero ¿y si no existieran preguntas que les guiara? ¿Y si siempre les dijeran una y otra vez, durante generaciones, que ahí se ve una rana, que es una rana y que siempre será una rana? El talento nace cuando alguien, por naturaleza evolutiva o "contraeducativa", se revela contra el inmovilismo y el automatismo de los conceptos humanos considerados inmutables durante generaciones y se pregunta qué pasaría si giro el método de visión. ¡¡Eureka!! -dijo Arquímedes mientras se bañaba-. A Newton, esa supuesta manzana verde que le cayó, más que dolor, le hizo revolucionar el mundo. Pero ellos ya eran así, trastocaban todo desde niño lo que supuestamente nunca tuvo solución y lo miraban de otra forma, y después, no contento con eso, lo demostraban. Esa es la idea, y es una diferencia con la intuición, en dónde este mismo proceso queda, además de su inmediatez, indemostrado por el sujeto. Como siempre en su más simplificada forma de explicación.