Revista Sociedad

Sobre ética y Open Arms

Publicado el 14 agosto 2019 por Abel Ros

Tras varios años sin saber de él, el otro día recibí un wasap de Kant. Me preguntaba el filósofo de Könisberg por la situación del Open Arms y sus posibles soluciones. Le dije que su ética, aquella máxima de "no hagas aquello que no te gustaría que te hicieran", no se cumple en la Hispania del ahora. En pleno siglo XXI, la paz perpetua y la alianza entre naciones no ha pasado de la mismísima utopía. Y no ha pasado, queridísimos lectores, porque la Declaración Universal de los Derechos Humanos se quedó en agua de borrajas. La dignidad de las personas, aquella que nos distingue como humanos. Aquella que nos hace únicos e irrepetibles no sirve de fundamento para las políticas migratorias. Y no sirve, como les digo, porque los costes económicos prevalecen sobre el sufrimiento de los otros.

El problema del Open Arms no es otro que un dilema moral. Moral por la difícil decisión entre un desembarco ilegal - con penas de cárcel y altas multas económicas - o dejar el barco a la deriva. Una deriva, como saben, que pondría en riesgo la supervivencia de ciento cincuenta hombres de carne y hueso como nosotros. La solución pasaría porque algún país costero - Italia, Malta o España, por ejemplo - autorizara, de una vez por todas, el ansiado desembarco. Esta autorización no sería tan fácil como parece. Y no lo sería, desde los prismas políticos, porque infringiría la política migratoria. Supondría, en palabras del filósofo, un agravio comparativo con aquellos que se destrozan las manos en la valla de Melilla. Con aquellos que mueren ahogados en cayucos hacinados. Y con aquellos, y disculpen por la redundancia, que piden asilo desde los campos de refugiados. Más allá de estos perjuicios, el desembarco suscitaría desequilibrios en las cuotas migratorias, en las macromagnitudes europeas y en la solidaridad intercomunitaria.

Sin autorización mediante, no quedaría otra que apelar a los Derechos Humanos. Derechos basados en la dignidad. Y derechos que deberían prevalecer sobre los intereses políticos. Derechos, como la libertad, la intimidad, la no discriminación y la integridad física y psíquica, no quedan garantizados a bordo del Open Arms. Y no quedan, queridísimos amigos, porque ciento cincuenta personas malviven en ciento ochenta metros cuadros en un barco a la deriva. Personas que luchan por satisfacer las primeras necesidades de la pirámide de Maslow. Y personas que buscaronel sueño de sus vidas y encontraron el miedo ante la muerte. Ante esta situación - de hacinamiento, hambre, sueño, angustia y discusiones por un trocito de sombra en la cubierta del barco -, el Primer Mundo no debería mirar hacia otro lado. Y no debería, maldita sea, porque las personas - sean blancas o negras, pobres o ricas - son más importantes que las fronteras y naciones. Son en estas situaciones extremas - de sufrimiento y desencanto -, cuando se sabe a ciencia cierta quién es quien en el campo de batalla.

Por Abel Ros, el 14 agosto 2019

https://elrincondelacritica.com/2019/08/14/sobre-etica-y-open-arms/


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