Como que Brasil está de moda en actividades culturales: Congreso Internacional de Mujeres Escritoras, algo que SI es cultura y que no tuvo tanto apoyo, reconocimiento o conocimiento como el mundial de SURF y finalmente el futbol, REY de esa cultura popular que se aprende en alguna parte, según creo la escuela, aunque en mi caso fue por osmosis: cómo odiaba cuando mi marido, mis palabras le hagan bulla donde quiera que esté alineaba a nuestros hijos, en aquel entonces cinco, a mi papá, hermanos propios y prestados y junto con la chiquillería del barrio y se iban a jugar futbol por días de días olvidando a veces trabajos, casas y tareas, evento que me hizo NO SER amante del deporte ese, es más siempre pensé que era una tontería esa de andar corriendo de esquina a esquina de un rectángulo tras una bola, hacer un gol, o lo que sea era lo más tonto del mundo y no tenía nada que ver con cultura porque para mi, educada de otra manera la cultura incluye el fervor cívico que hemos dejado y cambiado por muchas cosas que terminan de nuevo en el deporte ese, el respeto a los derechos culturales de otros, a sus pensamientos, al adulto mayor, a la bandera y a la patria hasta que Caro, la menor de mis hijos, una madrugada de estas me la encontré siguiendo un partido con absoluto conocimiento de lo que ocurría. Tiene siete años y su padre cinco años seis meses de muerto, mi padre siete, los hermanos mayores igual que la mayoría de la barriada y los tíos se han ido a hacer sus vidas en otros lados y países y yo cero con ese deporte...
Por ella aprendi que tiene mucho de lagrimas, sudor y disciplina y mientras asimilaba eso de verla de delantero, DELANTERO, de un equipillo de futbol, entre patadas, pases, cabeceos, pensé que sus zapatillas de valet no me costaron tanto como sus tacos...
Con ese candor propio de las niñas me contó sobre la ciudad flotante del amazonas y porque le parecía que era malo mover a los habitantes de las favelas para construir un estadio que no se usaría más y que no estaba de acuerdo con que la obligaran a ir con la camiseta de la SELE porque tenia compañeros que no podían pagarlas. Me dijo también que a Keylor Navas le decían el águila porque era un niño pobre con uno sueño que lo hacia volar por las redes, que Teacher Ana Lu decia que Ruiz era la muestra más clara de que no todos los nicaragüenses o colombianos eran malos, y que Joel Campbell y Celso Borges eran inteligentes pero que Adriana (la muñeca que alcanzó a regalarle el papá) y ella, consideraban que podrían ser los hombres de su vida, y que no estaba de acuerdo con Dani, su tío de ocho años que les decia que para cuando estuviesen ellas grandes ellos serían realmente viejos para ellas o, cualquiera. Y que lo más importante que había aprendido era que nada era que nada es bueno solo porque nos lo regalan... ¿Qué hace una en un caso como este? Probablemente mi madre le hubiese comprado de todo, trastos incluidos, para que cambiara de opinión. A mi, solo me quedó apoyarla consiguiendo postalita para su álbum y ayudarla a recoger dinero para las camisetas de sus compañeros, sin estar absolutamente segura de hacer lo correcto hasta que el dia que la SELECCIÓN ganó frente a Italia: mientras todos gritaban y aplaudían, ella estaba de pie, la mano en el pecho, diciendo algo que entendí hasta que me acerqué:
Salud noble bandera de blanco, azul y rojo,
Jamás ningún sonrojo fue mancha a tu esplendor...
quedé impávida. Eso ya no se enseña en escuelas y colegios. A veces me pregunto si como ella dice su papá le sopla al oído esas cosas...
Para La Coleccionista de Espejos:
María Teresa Fernández
publicado el 12 julio a las 19:26
Algo así me ocurre también, lógica y sentimientos encontrados, especialmente cuando pienso en las cantidades tan descomunales de dinero que se gastan en estos eventos: en la situación económica de la población brasileña y lo que paso en Gracia tras las Olimpiadas.