Sin lugar a dudas, con Wikileaks y Julian Assange, el periodismo, la comunicación institucional, las relaciones públicas y la propaganda han dejado de ser lo que eran hasta el momento.
Soltar a la luz pública de una vez 400.000 documentos hasta el momento secretos desde luego que cambia el panorama de la comunicación pública (por ejemplo, ver aquí, o aquí, o aquí, o aquí, o aquí, por citar un solo periódico). Incluso si estos documentos no suponen cambios sustanciales en la información disponible, destinada al público general de los medios de comunicación.
El problema básico está en la "digestión-selección-valoración" de semejante volumen de documentos, en numerosos frentes y horizontes: los propios de los medios, los políticos, los económicos, los de los servicios de inteligencia, los militares, etc.
De todos modos, coincido en el juicio que hace Mattia Ferraresi en Il Foglio (Mancano solo le armi nucleari per fare di Wikileaks un sito pro Bush), cuando -tras referir hallazgos de armas químicas y otros elementos de guerra que podrían llamarse WMD- se decanta por destacar, en primer lugar, tomando datos del diario Repubblica, el número de muertos:
Desde el comienzo del conflicto hasta 2009, según los documentos publicados, han muerto más de 109.000 personas. Entre éstas, 66.000, algo más de la mitad eran civiles. Entre éstos, 15.000 han perdido la vida en incidentes hasta ahora no reportados. Entre los principales responsables de estos desastres se encuentran los soldados iraquenos aliados de los Estadso Unidos.
Pero -sigue Ferraresi- en realidad los principales responsables, siempre según los datos, no son los soldados iraquenos, sino los civiles iraquenos que en el argot se llaman terroristas. Ha sido la violencia entre chiitas y sunitas la que ha causado mayor número de muertos, mientras que a los soldados iraquenos hay que imputar el tratamiento dado a los prisioneros: quien entraba en una cárcel iraquena prefería que estuviera gestionada por soldados americanos.
Acerca del número de víctimas, Wikileaks ofrece datos que las confirman. El sitio web Iraq Body Count -desde luego no inspirado de ideales de tipo neocon- confirma el número total de víctimas y sigue estudiando las 15.000 muertes aún sin reconstruir.
En este tipo de estudio, interpretación y valoración de los datos proporcionados por Wikileaks y el peculiar Julian Assange, reside la importancia de su publicación. Pero, como queda ya dicho, lo de Wikileaks y Julian Assange no es periodismo, ni tampoco periodismo de investigación.