Revista Opinión

Sobre la divulgación de la ciencia y todo lo demás

Publicado el 09 abril 2010 por Hugo
Por qué importa la divulgación científica:
Sobre la divulgación de la ciencia y todo lo demásSuele decirse que la cultura científica es necesaria para muchas cosas: participar mejor en las decisiones políticas, disminuir la superstición, ... pero la verdad es que la principal razón es humanística. Necesitamos la educación científica para ser cultos, para que la cultura nos sirva de verdad para entendernos a nosotros mismos, para comprender el funcionamiento de nuestro cuerpo, para explicar los fenómenos de nuestro entorno, para dar alguna respuesta válida a las viejas preguntas sobre nuestros orígenes o nuestro destino y tener la satisfacción de valorar adecuadamente todos nuestros saberes.
Ramón Núñez Centella, Asociación Española de Comunicación Científica.
Sobre la divulgación de la ciencia y todo lo demásEn el caso de la divulgación de la ciencia se presenta el interrogante: ¿Cuál fue la primera [obra]? o ¿hay varias a las que se puede asignar ese rol? En tal sentido, una de las obras consideradas precursoras es Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo, el ptolemaico y el copernicano, de Galileo, redactada entre 1624 y 1630, y publicada en 1632. La demora de dos años se debió a las dificultades para obtener el imprimatur, es decir, la autorización oficial de la Iglesia Católica que certificaba que una obra literaria estaba libre de error en materia de doctrina y moral católica. Pero ¿por qué el Diálogo puede considerarse precursora de la DC [Divulgación Científica]? Empecemos diciendo que había una intención de llegar a un público vasto. De hecho, en una obra previa (Sidereus nuncios), Galileo había prometido un libro donde expondría todas las novedades científicas recientes, sin detalles técnicos, y que estaría destinado a un público amplio, y escrito en lengua italiana. Por otra parte, el texto tenía un formato más bien literario: tres interlocutores que conversan a lo largo de cuatro días en el palacio de uno de ellos (Sagredo), en Venecia. El dueño de casa es un espíritu abierto, que puede evaluar las opiniones contrapuestas de los otros interlocutores, el florentino Salviati, portavoz de Galileo, y el aristotélico Simplicio, en cuya boca Galileo coloca los argumentos del Papa Urbano VII.
Susana Gallardo, "Galileo y Fontenelle, precursores en la divulgación de la ciencia", Revista ConCiencia.
Sobre la divulgación de la ciencia y todo lo demásVolviendo a Descartes, solamente me gustaría decir que la discontinuidad que vio entre animales y seres humanos fue el resultado de una información incompleta. La ciencia en la época de Descartes no estaba familiarizada con los grandes simios ni con los mamíferos marinos superiores, y por tanto no tenía razones para cuestionar el supuesto de que los animales no pueden pensar. Y, por supuesto, no tenía acceso al registro de fósiles que le habría revelado un continuo gradual de criaturas antropoides desde los primates superiores hasta el Homo sapiens
J.M. Coetzee, Elizabeth Costello, Random House Mondadori, Barcelona, 2004, pp. 114-115.
Sobre la divulgación de la ciencia y todo lo demásLa ciencia, hasta ahora, solo se ha empleado para hacer ciencia, casi nunca para tratar de comprender al vecino. Probemos la idea, aunque sea sólo como un ejercicio mental. En un intento de que la realidad sea lo más común posible para todas las mentes que navegan por ella, la ciencia tiene como primer principio el de objetividad. En virtud de tal principio, el observador se excluye a sí mismo de la realidad que quiere observar. En otras palabras, lo observado debe ser lo más independiente posible del proceso mismo de observación. Un físico no altera la velocidad de una bola de billar por el hecho de medir esa velocidad. Un psicólogo tiene muchas maneras de observar a su paciente, pero la manera más científica de hacerlo es cuidando al máximo de que las preguntas no sugieran ni afecten a las respuestas. La política es el conocimiento de la convivencia. Estoy diciendo, sí, que el ciudadano, como político, debe excluirse a sí mismo (a sus seres queridos, a su gente...) durante el ejercicio de observar la realidad. Ya llegará, sin duda, el momento adecuado para reintroducir los intereses propios (...). Si una norma de convivencia vale para trece, pues mejor que otra que vale para doce. Ya llegará el momento de defender los intereses propios (...) Pero ésa es una lucha que debe emprenderse con el conocimiento en la mano (...). El deber diario de un científico no es adorar a su maestro, sino, con todos los respetos, derribarle. Un físico cambia su sarta de verdades con alegría, a un psicólogo le cuesta algo más, y un político incluso suele presumir de la antigüedad de sus afirmaciones (...). Hay algo que quizá no se nos haya ocurrido todavía: probar el método del científico para enriquecer la tarea del político. No se trata de acabar con las creencias, se trata de no privarlas de los principios del método científico.
Jorge Wagensberg, Ideas para la imaginación impura, pp. 33-34.
Sobre la divulgación de la ciencia y todo lo demásPeople are usually surprised to hear I don't vote (...) My reasons for not voting differ from those of the typical nonvoter, whose inaction may be motivated by apathy, laziness, or preoccupation. I do care about having good government. I refrain from voting in order to do my work better. I am a social scientist, specifically a social psychologist. I also want to understand the big picture, how all the specific facts we study and research fit together. Political allegiances make it harder to be open-minded in seeking the truth (...) Having feelings that favor some political opinion makes you reluctant to give it up when the facts go against it (...) My goal is to see the truth without bias...
Roy F. Baumeister, "Why I Don't Vote", Psychology Today.
Sobre la divulgación de la ciencia y todo lo demásComo conclusión del caso Prestige podemos indicar que la manipulación informativa fue menos sutil que en Doñana (Elías, 2001) y eso provocó que la comunidad científica se volviera en contra del gobierno. También hubo un apoyo expreso de todos los medios de comunicación del grupo PRISA (El País, Cadena Ser, Canal Plus, etc) hacia todos los sectores críticos con la gestión del Prestige. PSISA fue muy crítica tanto con el gobierno central como con el de la Xunta de Galicia, ambos del PP. Sin embargo, esto no está tan claro en el caso Doñana, en el que la Junta de Andalucía tuvo gran parte de culpa al no inspeccionar debidamente las actuaciones de la empresa Bolidem. El grupo PRISA arremete más contra el gobierno central de la época –que era del PP- que contra la Junta de Andalucía –que era del PSOE- (...) En el caso del Prestige arremete contra ambos por igual. El diario El Mundo sigue una línea muy crítica tanto en el caso Doñana –en el que critica tanto al PSOE de la Junta andaluza como al PP de Madrid- como en el caso del Prestige. No olvidemos que es El Mundo quien publica por primera vez las conclusiones sobre los efectos tóxicos del fuel vertido en la costa gallega. El diario Abc es más suave –tanto en sus titulares como en la importancia que le otorga al tema- en ambas catástrofes, pero sobre todo en el caso del Prestige
Carlos Elías, "Medio ambiente, manipulación política y control mediático del riesgo. Análisis del caso del hundimiento del petrolero Prestige", Ámbitos: Revista internacional de comunicación, nº 15, 2006, pp. 188-189.
Sobre la divulgación de la ciencia y todo lo demásCualquier intento de analizar los fenómenos sociales y culturales de manera científica y, en particular, cualquier intento naturalista, se encontrará, sin duda, con acusaciones de reduccionismo. Por supuesto, podemos hacer caso omiso de esas acusaciones. No es difícil demostrar que la denominación “reduccionista” se utiliza mal por partida doble: por una parte, nadie propone, en realidad, una reducción de los fenómenos sociales; por otra, si esa proposición se hiciera en serio, merecería más atención que desdén, pues las auténticas reducciones constituyen importantes avances científicos. Podríamos decir también que el análisis naturalista de los mecanismos mentales y sociales, lejos de menospreciarlos, como se teme a veces, tendería a destacar, más bien, su riqueza y sutileza. Podríamos desafiar a los críticos: demuestren que los llamados enfoques reduccionistas están mal concebidos o articulen las razones morales de su censura.
De todos modos, aunque estén mal articuladas, aunque no faciliten ningún argumento serio contra la realización del proyecto, me parece que estas acusaciones de reduccionismo surgen de una legítima incomodidad. Toda investigación conlleva responsabilidades y riesgos (...) los malos usos de la ciencia son frecuentes (...) En consecuencia, es razonable permanecer en guardia (...) Las ciencias sociales y, en particular, la antropología han tenido su parte de responsabilidad en los crímenes del colonialismo y el racismo. Normalmente, la explotación y el exterminio se han justificado en nombre de la presunta superioridad biológica de los explotadores (...) En consecuencia, hay quienes pueden sacar la conclusión de que debemos oponernos desde el primer momento a cualquier programa naturalista de las ciencias sociales. Yo mismo concluyo que hay que defender vigorosamente una pluralidad de métodos y puntos de vista. El pluralismo es esencial en las ciencias en general, dado que es una condición de su progreso.
Dan Sperber, Explicar la cultura: un enfoque naturalista, Ediciones Morata, Madrid, 2005, pp. 143-145.
Sobre la divulgación de la ciencia y todo lo demásLa gente hace muchos chistes sobre las predicciones meteorológicas, incluso políticos que pretenden ser políticos también hablan y se ríen de esto, dicen que si un primo les dijo no sé qué... [Eso] es confundir (...) la meteorología y la climatología.
Manuel Vázquez Abeledo, "¿Estamos cambiando el clima?" (min. 25:20), Aula Cultural de Divulgación Científica.
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