Una aclaración sobre la esencia. El término esencia proviene del latín esse, infinitivo del verbo ser. Para Aristóteles es el correlato real de la definición, la respuesta a la pregunta qué es eso. En lógica, una definición esencial es aquella que expresa cualidades exclusivas de la cosa definida y que si las perdiera, la cosa dejaría de ser lo que es. Las cualidades esenciales se oponen a las accidentales. Por ejemplo, el agua puede ser cristalina o estar sucia, ser potable o no, ser de mar o de río, estar en estado líquido, sólido o gaseoso. Todas son cualidades que comparte con otras sustancias y puede intercambiarlas, por ejemplo dejar de ser potable, y sigue siendo agua. Su definición esencial sería ser un compuesto químico cuyas moléculas están formadas por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Si separamos esas moléculas, el agua deja de ser agua. Es fácil dar definiciones esenciales de compuestos y elementos químicos. En el caso de estos últimos, acudimos a su número atómico. De las personas no podemos dar definiciones esenciales. Ninguno de nosotros tiene cualidades únicas, exclusivas. Compartimos con nuestros ancestros y con millones de personas la estatura, el color de los ojos, rasgos físicos, ideas, preferencias, costumbres, etc. Además, esas cualidades están en cambio continuo. Nuestro ADN es único pero no podemos decir que nos define por completo, como tampoco las huellas digitales. Incluso podríamos borrar nuestras huellas y seguir siendo los mismos.
Un pueblo tampoco tiene una esencia o naturaleza, por eso es ridículo hablar de la esencia del español, del latinoamericano o del costarricense, más que esencia es un estereotipo; la familia tampoco tiene una esencia o naturaleza, es distinta en cada época o sociedad. Es una relación entre personas, tan cambiante como ellas. El propio ser humano carece de una esencia o naturaleza fija. Hace muchos siglos se definió como animal racional porque se pensó que era un ser animado, cualidad que compartía con animales y plantas, pero tenía una característica exclusiva, poseer un alma racional. En realidad, muchos animales demuestran cierto grado de inteligencia y saben resolver problemas. Un niño pequeño o una persona con algún serio problema cerebral no demuestran racionalidad pero siguen siendo humanos. Por eso Max Scheler decía que la diferencia entre un animal inteligente y Edison (fue el ejemplo que escogió) solo era gradual, no esencial. Creyó que lo esencial en el ser humano, lo que lo distingue de los demás vivientes, no es la inteligencia, sino el espíritu, entendido como la capacidad de captar y realizar valores. Amar la belleza, la justicia, etc. Pero él mismo reconoció que hay muchos humanos que tienen ceguera para los valores, no dan valor siquiera a la vida humana y son capaces de destruir la naturaleza. Esos ciegos para los valores también son humanos, para bien o para mal.