Revista Salud y Bienestar

Sobre la investigación de suplementos

Por José Antonio Villegas García

Estos días he leído en la prensa una noticia que, posteriormente, ha dado lugar a comentarios en blogs y redes sociales que me llevan a escribir este artículo.
Se trata de una investigación llevada a cabo por el Grupo de Investigación AGR-158 - Mejora de Razas y Genética Molecular (MERAGEM) de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Córdoba. Las conclusiones del estudio son que la Coca-Cola puede proteger contra el año oxidativo, inhibiendo el crecimiento de las células tumorales, al menos en un modelo de la conocida mosca de la fruta, la Drosophila melanogaster. 
La investigación, publicada en la revista Toxicology Letters, evaluó la capacidad toxica, la antitoxicidad, genotoxicidad, antigenotoxicidad, extensión y calidad de vida del refresco. Se estudió tanto el refresco con cafeína como sin cafeína.Evidentemente, hay quien ha sacado partido del tema aireando la investigación y publicando los resultados con un titular único: “Descubren que la Coca-Cola SÍ tiene efectos antioxidantes”.
Sobre la investigación de suplementos
Bien, vamos a analizar este tema desde la perspectiva de quien ha sido investigador y ha publicado estudios que concernían a grandes corporaciones alimentarias.
¿El trabajo está mal hecho? ¿Tiene algún defecto relevante? ¿Es tendencioso? ¿Falsea los resultados?En absoluto. He leído la investigación y, como revisor de artículos para la revista Archivos de Medicina del Deporte, daría mi autorización a su publicación sin ningún problema.
¿Las conclusiones expresadas por los investigadores son malintencionadas o pretenciosas? ¿Persiguen lucro personal o para la institución?No se puede deducir de la publicación ningún interés manipulador
¿La conclusión es falsa o está amañada? La nota a prensa de la universidad de Córdoba es correcta
¿Podemos concluir, por tanto, que la Coca Cola ha demostrado efectos antioxidantes?Sí, pero tan solo en las condiciones del estudio, es decir, habría que reproducir la misma investigación por otros equipos y hacer más estudios hasta conseguir consensos que pudieran permitir hablar de demostración.
¿Tiene justificación el revuelo organizado?Aquí es donde se produce la gran divergencia. Para los investigadores con experiencia en estos estudios, la investigación apenas tiene relevancia ni trascendencia, y mucho menos en relación con la salud de los posibles consumidores. El hecho de que tenga propiedades antioxidantes en una línea celular y en unos animales de experimentación en un único estudio es una gota en un lago. No hay nada demostrado y menos que sea favorable para la salud. El nexo entre el final del estudio y lo que parece quedar en el aire y que tanto ha alarmado, no existe. No se puede decir que la Coca Cola haya conseguido demostrarle a un buen dietista que su uso está exento de los efectos que conocemos en las bebidas azucaradas. El problema es semántico y se debe a la falta de conocimiento de cómo funciona la ciencia por parte del consumidor. Últimamente, estamos asistiendo a un proceso deliberado de filtro de noticias sobre publicaciones científicas a medios de difusión sin el filtro adecuado del periodismo técnico. Los hospitales, las universidades, pero sobre todo las empresas, están ávidas de noticias que confirmen las alegaciones que hacen sobre la bondad de sus productos. Ese es el problema, nadie filtra la noticia y al llegar al consumidor le golpea con tecnicismos dejándole el mensaje fácil del titular “Descubren que la Coca-Cola SÍ tiene efectos antioxidantes” ¿Y qué? A mí no me han modificado mi opinión al respecto ¿Y a ustedes?
Aplíquenle este baremo a los centenares de reclamos que aparecen respecto a los miles de artículos que se venden como suplementos y tendrán el argumento razonado de por qué a simple vista parece que hay muchas ayudas ergogénicas, cuando en realidad podríamos contarlas con los dedos de una sola mano.

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