Caminos
He abandonado un camino antiguo, bien delimitado y conocido,
el camino permanecerá allí, en su sitio, por siempre
puedo recuperar su memoria
por todo lo que me enseñó, por todo lo que me dio
pero ya no puedo volver la vista atrás.
Me he adentrado en caminos nuevos, por delinear, difusos
solo tengo una vieja brújula medio oxidada en mis manos
perdí toda cartografia entre heridas de guerra
y busco lineas en el suelo…
y empieza a anochecer..
Después de mi decisión hablé con mi viejo amigo R. y me dijo:
- no tengas miedo, Dios es el Dios de los valientes
- y no mires al suelo, mira al cielo,
en él esta dibujada la mejor cartografia…
y yo apunté:
- pero se está haciendo de noche…
- … y ya no veo ni mi propia sombra!
y R. añadió:
- ten por cierto que
las estrellas se iluminan con el fin de que algún día,
cada uno pueda encontrar la suya.
Espero que mi viejo amigo esté en lo cierto
porque se está haciendo de noche…
y tengo que dar el siguiente paso….
y empieza a hacer mucho frío.
No hace mucho escribí acerca de los caminos y las encrucijadas. La mágica luz de un farol me apuntó, con sabiduría, que los caminos siempre estarán en su sitio y que las decisiones, sumergidas en nuestro alma, acabarán por salir a flote. Pues sí: una decisión ya había emergido. Y escribí el texto anterior sobre aquella decisión.
Gracias también a Paulo Coelho y a Antoine de Saint-Exupery por susurrar en el oído de mi amigo R. Todos somos esclavos de nuestras palabras y amos de nuestros silencios. Y los silencios también nos hacen (extrañamente) amos de las palabras de otros.
Debe haber, sin duda, una estrella en el cielo. Algunos la llaman la leyenda personal pero tiene multitud de nombres… Lo único que tengo claro es que está en el cielo, y que la identificaré porque será la única en todo el firmamento de la cual colgarán algunos de mis sueños perdidos.
Créeme, en tu corazón brilla la estrella de tu destino. (Friedrich Schiller)