Revista Opinión
Sobre la libertad de expresión y los controles de las redes sociales
Publicado el 15 mayo 2014 por Paco Arenas @voz_republicaEn estos tiempos que corren de rabia e indignación las lenguas y los teclados se disparan como cañones, nunca se debe insultar, mi padre decía que no hay ninguna cosa tan seria que no se pueda decir con una sonrisa. Pero las cosas se deben decir, no se deben quedar dentro, eso es muy malo y si alguien es un ladrón o un criminal es necesario denunciarlo, para eso no es necesario acordarse de su madre. Que una persona haya sido asesinada es muy grave pero no por ello, después de condenar el crimen, sea por el motivo que sea, nunca se debe quitar la vida a otro ser humano, pero tampoco por el hecho de ser una persona asesinada si era un ser vil, pasa a ser una persona honorable, ni al revés tampoco.
Las personas somos lo que somos y lo que fuimos, que hayan muerto no hacen honorables a seres tan despreciables y criminales como, Felipe V, Isabel de Farnesio, Carlos IV, Fernando VII, al general Franco o a otros criminales.
El insulto siempre está demás, pero la libertad de expresión siempre debe estar en su justa medida, la justa medida de la libertad de expresión no es la que quieran imponer el tirano, el dictador o los gobernantes de turno. La libertad de expresión ju justa medida es la de decir lo que te dé la gana, sin mentir ni falta al respeto a las personas. Pero si esas personas son o han sido unos ladrones, unos corruptos o unos criminales, decirlo o denunciarlo no es faltar al respeto, es ejercitar la libertad de expresión.
Es muy grave el intentar controlar los comentarios que se producen en las redes sociales, que como tales, son espontaneas y no son diferentes esos comentarios a los que se puedan producir en un bar o en una tertulia entre amigos. Mientras que poco o nada se hace por perseguir a delincuentes de traje y corbata, a corruptos, banqueros, políticos y grandes empresarios que con sus acciones y omisiones están causando la ruina y la muerte de muchos ciudadanos y se deja en libertad a narcotraficantes internacionales. Está claro que los delincuentes no se persiguen a ellos mismos, por tanto es pedir peras al olmo pretender que ahora ocurra algo diferente. Al menos que por lo menos a los ciudadanos se nos permita el derecho al pataleo, porque la democracia sin libertad de expresión nunca se puede considerar como tal, aunque a la presunta "democracia" le faltan multitud de componentes esenciales que debieran darse en una democracia y que están muy lejos de darse.
Sus últimos artículos
-
La imposición de la monarquía borbónica… ¿otra traición al pueblo español?
-
España y el coño de la Bernarda
-
¿Fracasó el golpe del 23F? 41 años de una farsa (la fabricación de un héroe de ficción)
-
¿Fracaso el golpe del 23F? 29 de enero de 1981, los preparativos del golpe en Melilla (1ª Parte)