Sobre la naturaleza
Publicado el 18 junio 2011 por Alma2061
Sobre la naturaleza Sobre la naturaleza, única obra conocida del filósofo griego Parménides. Está considerada el primer tratado sobre el ser. A pesar de que desde la antigüedad se ha venido usando el título Sobre la naturaleza, también ha sido conocida como Poema pues, como se verá, su anuncio de una “física” presenta ciertas dificultades.
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TRANSMISIÓN DEL TEXTO
Aunque han circulado diferentes versiones en prosa, Sobre la naturaleza, o Poema, está redactado en hexámetros épicos con un estilo didáctico. El filósofo griego Proclo, que alababa esta obra en su comentario sobre el Parménides de Platón, consideraba que “su discurso recuerda más a la prosa que a la poesía”.De los escritos de Parménides (como en general de los del conjunto de filósofos presocráticos) no se conserva más que una serie de fragmentos, que en la edición de referencia de Diels-Kranz (Die Fragmente der Vorsokratiker) son 19, alrededor de 160 versos. Estos fragmentos, citas y testimonios, proceden de autores, comentadores e investigadores de la antigüedad, que en el caso de Parménides son, principalmente, Platón, Aristóteles, Sexto Empírico, Proclo, Simplicio y Clemente de Alejandría. Contienen a menudo dificultades o contradicciones, tanto internas como externas (citas de diferentes versiones) que a veces se han tratado de explicar aventurando la hipótesis de ediciones sucesivas.
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CONTENIDO DE LOS FRAGMENTOS
Sobre la naturaleza se abre con un prólogo de estilo iniciático, denso en imágenes y símbolos: unos caballos llevan a un joven, que habla en su propio nombre, hasta la puerta “que guarda los caminos de la Noche y del Día”. Explica que al joven le abre la puerta (la justicia) y a continuación es recibido por la diosa de la verdad, que le enseña todas las cosas, distinguiendo siempre entre la “verdad de hermoso círculo” y la opinión (doxa). Los fragmentos que siguen se bifurcan en dos rutas opuestas: la del ser y la del no ser. La primera es la del pensamiento, “porque el pensar y el ser son la misma cosa” (fragmento 3). El fragmento 6, conservado por Simplicio, evoca una tercera ruta, la de los hombres bicéfalos, que dudan entre las dos precedentes. Con el prólogo, el fragmento 8 es el más desarrollado: el ser es pensado al margen de toda generación y corrupción, inmóvil, idéntico a sí mismo, limitado y acabado por completo (en el pensamiento griego, lo ilimitado es lo informe, el no ser), “semejante a la masa de una esfera bien redondeada, igual en todas direcciones a partir del centro”.El paso a la otra ruta, la del no ser, tiene lugar en el verso 50 del fragmento 8 e inicia la parte del escrito consagrada a la naturaleza. Este paso ha sido a veces presentado como el de lo inteligible a lo sensible, o de la verdad a la opinión (según Simplicio). Pero si bien da título al poema (Sobre la naturaleza), deja sin resolver el problema de su significado, como ya observó Simplicio, pues por qué consagra su poema a la naturaleza después de haber escrito sobre el no ser que “resulta un camino totalmente negado para el conocimiento, dado que no podrías jamás llegar a conocer el no-ser —cosa imposible— y ni siquiera expresarlo con palabras” (fragmento 2). Este discurso sobre la naturaleza está formado por parejas de opuestos que indican seguramente la influencia pitagórica.
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INTERPRETACIONES
Al establecer los términos de un discurso sobre el ser, la filosofía de Parménides no dejará nunca de ser comentada. La primera reflexión fue ofrecida por Platón, principalmente en El Sofista, donde el extranjero de Elea evoca al parricida (aunque pide que no sea considerado como tal), al plantear que, de alguna manera, el ser no es y el no ser es. Se cita a menudo esta imagen del parricida sin desvelar el elogio de Platón en su Teeteto hacia “una figura venerable y temible”. Pensador del ser como idéntico a sí mismo, Parménides no se aventura en la dialéctica platónica del sí mismo y del otro. Sin que por ello se rompa la univocidad del ser, en Platón lo que se enfoca es la posibilidad de decir y pensar. Aristóteles introdujo una ruptura estableciendo la plurivocidad del ser. Al igual que sucede con la mayoría de los presocráticos, existen dos maneras opuestas de considerar a Parménides: como el verdadero comienzo de la filosofía o, por el contrario, como en el caso de Martin Heidegger, que la filosofía es el enmascaramiento de este pensamiento. Heidegger, precisamente, comentó a Parménides hasta en sus últimos escritos o conferencias: hay que pensar la tautología parmenidiana (“el ser es”). Pero esta afirmación suscita lecturas muy diversas. La interpretación de Étienne Gilson es opuesta a la de Heidegger: hay que evitar en Parménides el anacronismo de una ontología abstracta; Parménides es un “físico” que contempla el “ser que es” (el siendo).
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