Revista Educación

Sobre la 'nueva' EpC: parece que sigue siendo materia de adoctrinamiento gubernamental

Por Noblejas

Epc
El Consejo de Europa recomendó en 2002 una “educación para la ciudadanía democrática”, pero no como asignatura, sino con un enfoque transversal (Cfr. Fernando Rodríguez-Borlado).

Vino el gobierno socialista, y surgió la insurrección de las familias, aquí reflejada a lo largo del tiempo (algunas entradas de este blog):

-- Objeción de conciencia ante Educación para Ciudadanía: aumentan los objetores y también las amenazas gubernamentales

-- Ministros y altos cargos socialistas desvelan el verdadero contenido de EpC

-- EpC: en sustancia, el Tribunal Supremo da razón a los objetores. El Gobierno no puede imponer sus puntos de vista en cuestiones morales

-- Educación para la Ciudadanía (EpC): la justicia asoma por Bollullos del Condado

-- El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía desatoriza de nuevo laEpC [+]

-- Libertad Digital plantea 10 razones por las que EpC sí adoctrina a los escolares

-- Referencias sobre EpC

-- La EpC y el artículo 26.3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

-- ¿En qué es comparable esta Educación para la Ciudadanía y la "Formación del Espíritu Nacional" de tiempos pasados?

-- El alcance práctico real de la "Educación para la Ciudadanía"

-- Frente a EpC, el movimiento de objeción de conciencia más numeroso de la historia de Europa

-- Zapatero sigue derivando hacia posturas chavistas con la "Educación para la Ciudadanía" [+ Actualiz.]

-- Personas y ciudadanos: ser "alguien" antes de ser "algo": objetores contra la "Educación para la Ciudadanía" [+ Actualiz.]

-- Lectores de El País, favorables a la objeción de conciencia en EpC

-- Alicia Delibes: EpC en vez de disciplina, trabajo, esfuerzo y estudio

-- Interesante histeria en el gobierno español, y en el partido (Psoe) y el diario (El País) que lo apoya, tras el "Encuentro de las Familias"

Ahora sucede que, cambiado el gobierno socialista por el popular, y hechas modificiaciones a la EpC por el ministro Wert, continúan las objeciones.

Pero el caso es que no se trata de que antes se quejaban unos de los planteamientos del gobierno socialista, que ahora deberían estar contentos con los cambios introducidos por el gobierno popular.

Según dice Jaime Urcelay, presidente de Profesionales por la Ética, 

«El problema de EpC no son unos términos aislados o la educación afectivo-emocional o de género sino su enfoque: esta asignatura se propone formar la conciencia moral de los alumnos de acuerdo con la visión del Gobierno de turno, antes el del PSOE y ahora el PP. Lamentablemente, el Gobierno no ha cambiado ese enfoque sino que se ha limitado a hacer unos mínimos recortes, con lo cual la asignatura seguirá provocando problemas porque confirma que el Estado le dice a nuestros hijos cómo deben pensar y cómo debe actuar en todos los ámbitos de la vida».

«Lo deseable, concluye Urcelay, «es suprimir EpC e introducir el conocimiento de las leyes y las instituciones en Ciencias Sociales como de hecho ya se viene haciendo. El Gobierno del PP no puede perder esta oportunidad; será la manera de desterrar de una vez la controversia creada por esta materia escolar en las aulas».

Según parece, la nueva versión de la asignatura "hace más hincapié en el respeto a los límites legales y constitucionales a los que se han de atener los ciudadanos". Pero también cabe preguntarse: ¿es tan difícil de promover -en vez de una asignatura adoctrinadora- el "enfoque trasversal" inicialmente propuesto por el Consejo de Europa? ¿O tal enfoque sería también adoctrinador?

A ver qué dicen dentro de dos días en la Convocatoria para prensa de Profesionales por la Ética: "por qué la EpC del PP también resulta inadmisible"...

La actual tentación ideologizante de la realidad (no cabe visión, saber o doctrina pensable acerca de la realidad, que esté por encima de las ideologías políticas, siempre utilitarias y negociables), con un sesgo más bien totalitalizante (por no decir totalitario) estatal o gubernamental siempre va a estar ahí, en la medida en que también está en los partidos políticos.


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