Revista Cultura y Ocio

Sobre la página en blanco.

Por Alexm @GallagherCrow

Hoy vuelvo, como todos estos días, a sentarme frente al demonio blanco. vacío, sin alma, sin tripas, etéreo y aún así capaz de mirarme con sorna, susurrándome desde el vacío de su esencia toda clase de provocaciones.

“No puedes darle ni a una jodida tecla”
,dice.
“No eres capaz de enlazar dos frases. No puedes seguir con esa maldita novela, con ese estúpido cuento o con ese blog sembrado de miedos e incertidumbre, silencios y miedos.”

Puede que tengas razón viejo. Tal vez sea mucho para mi.

“No puedes con ello, no tienes material, no eres capaz de darles lo que quieren oír.”

“No vales para ser escritor”

¡Oh! No, eso si que no te lo consiento, viejo. Han sido muchos años los que he pasado a tu lado. Vistiéndote con tinta, enseñándote todo lo que he aprendido. No tienes derecho a juzgarme después de todo lo que te he dado.

“Bien, si eso crees demuéstrame lo que vales. Tómame de nuevo en tus brazos y dame lo mejor que tengas.”

Pero…

“Olvida eso. A ellos no les importa tu vida. Les dan igual los silencios. No les importa la miseria mientras consigas sacar algo adelante. Llena la escena con drama, con sangre, con desesperación, con vida, con amor, con odio, con pilas de cadáveres… Eso da igual. Solo sal ahí. sal ahí y demuestra lo que vales.”
“Demuéstrales lo que vales”

Bien…

Fue entonces, y solo entonces, cuando pudo al fin, de esa manera y no de otra, posar los dedos sobre las teclas de su vieja Olympia. (La vieja Molly.)Al acariciarla las palabras formaron una melodía singular que envolvió el cuerpo de papel  de su viejo e hiriente amigo. Una melodía que comenzaba así…

“Todos eran iguales. Al menos durante una temporada…”

Sobre la página en blanco.


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