Revista Cine
Uno de los atractivos de la vida es la incertidumbre de la misma. Si la libertad está supeditada a la seguridad los acontecimientos están previamente planificados para que todo tenga un orden en el cual el individuo y la sociedad puedan sentirse seguros ante los eventuales contratiempos que puedan surgir. Según este criterio el orden lo impondrá la autoridad correspondiente con el consentimiento de la mayoría subordinada. En cambio cuando la seguridad está supeditada a la libertad el individuo y por ende el colectivo es el agente activo y su voluntad decide el acontecimiento que tendrá lugar en cada momento y actúa en el devenir del mismo siguiendo su propio criterio. La autoridad y su pretendido y falso orden desaparecen en nombre de la libertad individual y colectiva aceptando el riesgo inherente que supone enfrentarse al reto de una vida sin una seguridad predeterminada a la que aferrarse ya sea por delegación o resignación.