Revista Diario
Aún sigo pensando en el temita este de la manipulación emocional en la que caí como bruta. Es fuerte tener que admitir que una ha sido (osea ES) weona - tonta - ridícula - rollera - fantasiosa - cargosa - babosa (mejor paro... esto no me ayuda...). Osea, inocente.Y me ha dado para pensar, además de este susodicho ex-tesoro de la vida, en la forma en que me he conducido con mis amistades del otro género. Siempre he visto a mi amigo como eso (salvo una honrosa excepción, pero ni aún así me pase para la punta ni me puse fresca), e incluso he dejado en cierta forma mi femeneidad de lado, para ser una compañera - compinche, y dejar aparte cualquier tensión amorosa.Y caigo en cuenta que esta ingenuidad que me caracteriza, me ha traído de los pelos... y recuerdo a varias personas que encontré por redes sociales buscando amistades, que se pasaron los tremendos rollos conmigo...Esta experiencia me ha endurecido, y honestamente ya no creo en una relación de amistad entre personas de edad similar, y distinto género, en donde no haya una tensión amorosa - romanticona (o de plano segundas intenciones de alguna de las partes).No me vengan con el cuentito ese de que síiiii se puede tener amigos y cero pasarse rollo... naaaa...Yo lo creí, y mira tremendo hoyo que me quedó en el corazón, al saber que no fui nada más que otra "admiradora" de una persona calculadora que tenía un patrón de "conquista/seducción/admiración", y que seguramente mejoró su práctica teniéndome a mí como su "amiga" por tantos años.No me enorgullece. Me avergüenza de hecho. Qué idiota de mi parte.Fui una niña, en cuerpo de vieja.Ay de mí.