Hay que felicitar a los impulsores de que el 15M se internacionalice y del éxito de la jornada de manifestaciones del 15 de Octubre. El seguimiento ha sido espectacular, grandioso.
En esto no hay que escatimar parabienes al decir que el 15M está consiguiendo movilizar a muchísima gente y que están consiguiendo centrar bastantes temas en la agenda y obligando a los actores sociales clásicos a mirar en su dirección.
Además hoy por hoy, el 15M es el único que es capaz de canalizar una cierta indignación y desesperación contra un sistema que no está respondiendo ni generando las oportunidades que tan solo hace 4 años este sistema generaba.
Ahora bien, hay que hacer algunas matizaciones:
- Para los mercados financieros las manifestaciones del 15M, indignados, etc.. no les provoca (¿aún?) ningún tipo de pánico ni de influencia, en cambio si se organizara una huelga general en Italia, España, Irlanda o Portugal lo que provocaría es la subida de 20 puntos básicos de la prima de riesgo (que es el efecto que provocó la huelga general del 29S en España, por ejemplo). Por tanto, sí, son masivas, pero por el momento insignificantes para el poder económico. No causan el miedo en los mercados internacionales de que estas movilizaciones puedan provocar cambios o frenar reformas, aún los mecanismos clásicos son más temidos en este sentido.
- Que confrontemos con valores postmodernos y postmaterialistas para realidades muy pero que muy materiales puede contener un alto riesgo social. Jugar al juego de los colores cuando tenemos un problema de pobreza grave puede suponer una separación social entre los que aún tienen algo y salen a la calle y entre los que no tienen nada y que no van a las manifestaciones. Cuando se convoca una movilización de este tipo y se llena de acciones postmaterialistas como disfrazarse de colores, hacer cursos de aromaterapia y demás gustos por lo postmoderno podemos estar provocando en quien lo está pasando peor tanto rechazo como “por la clase política”. Digamos que las familias que pueden hacer que sus hijos coman cada día gracias a las becas comedor o los bancos de alimentos no sé si entenderán que esto es una forma de luchar por su situación. Y son estas las que pueden terminar movilizándose de otras maneras que no nos pueden gustar demasiado.
- Inmadurez en las demandas con respecto a otras movilizaciones, aún estamos con la gilichorrada de la ley electoral y volviendo a las tesis okupas. Mientras que el movimiento 99,9% de los EEUU no se están por tonterías y van directos al hueso del problema, consiguen aglutinar movimientos de todo tipo ya de buen inicio por no actuar de forma tan sectaria como una parte del 15M aquí, aquí estamos con el #nolesvotes #nonosrepresentan y demás historias que disparan a los flancos del problema o bien disparan hacia la luna o al fondo del mar pidiendo cosas ya imposibles. Incluso son capaces ellos de querer cerrar centros de trabajo o hospitales en contra de la voluntad de los propios trabajadores de esos centros.
Sobre la inmadurez del movimiento 15M y su aspecto líquido postmoderno no es algo que solo opine yo, Bauman lo deja bien claro.