El Papa Juan Pablo II, en un discurso de 7 de mayo de 2000 dirigido a 150 representantes de la UEFA a los que recibió en el Vaticano, expresaba la importancia del fútbol como aglutinador de valores. Así decía el mensaje del romano pontífice:
"En estos momentos, el fútbol se ha convertido en un fenómeno de masas que enfatiza la responsabilidad de aquellos que se ocupan de su organización y promueven la expansión de este deporte tanto a nivel profesional como amateur. Están llamados a no perder nunca de vista las significativas posibilidades educativas que el fútbol puede desarrollar. Por otra parte, los deportistas, especialmente los más famosos, nunca deberían olvidar que se convierten en modelos para el mundo de la juventud. Por ello, es importante que, además de desarrollar sus capacidades deportivas, sean cuidadosos para cultivar esas cualidades humanas y espirituales que harán de ellos auténticos ejemplos positivos ante la opinión pública. Pido que todos los profesionales del mundo del fútbol, desde sus organizadores hasta sus profesionales de la comunicación, unan esfuerzos para asegurar que el fútbol no pierda nunca su genuina característica de actividad deportiva, que no quede sumergida por otras preocupaciones, especialmente las de carácter económico. El Jubileo constituye una oportunidad para que el fútbol se convierta en un motivo auténtico de promoción de la grandeza y de la dignidad del hombre. Por ello, las estructuras que componen la industria del fútbol están llamadas a ser un terreno de auténtica humanidad, en el que los jóvenes sean incitados a aprender los grandes valores de la vida y a difundir las grandes virtudes que constituyen la base de una digna convivencia humana, como la tolerancia, el respeto de la dignidad humana, la paz y la fraternidad".Los jugadores tienen que tomar conciencia de su repercusión e impacto en los jóvenes. El jugador más aclamado de todos los tiempos, la "perla negra", en unas declaraciones decía: "Todos los niños del mundo que juegan al fútbol quieren ser como Pelé. Por lo tanto, tengo la responsabilidad de mostrarles no sólo cómo ser un futbolista, sino también un hombre". El africano Roger Milla en cierta ocasión manifestaba: "Los futbolistas deben colaborar con los programas de lucha contra el SIDA y contra el analfabetismo, ya que, a diferencia de otros personajes públicos, los niños les escuchan". El alemán Franz Beckenbauer, "el Kaiser" afirmaba algo parecido: "Un personaje público no tiene sólo ventajas, también tiene muchos deberes. Tiene la posibilidad de invertir en la causa del fútbol".
Los futbolistas son, a menudo, el espejo en el cual se miran los más jóvenes y, por tanto, la guía que sirve de brújula en sus modos de actuar y comportarse. Ello les debe empujar a intentar ser muy escrupulosos en sus actuaciones y declaraciones ya que éstas serán replicadas de inmediato.
Las declaraciones de Preciado llamando a Mourinho “canalla” en una rueda de prensa antes del partido del Gijón-Madrid no parece la forma más oportuna de decir las cosas. Todo hay que decirlo, tampoco Mourinho mandando “a la mierda” al árbitro (autoridad en el terreno de juego) el otro día en el partido contra el Murcia parece lo mejor para todos los que seguimos (adultos y niños) este deporte.