Revista Política

Sobre las experiencias extraordinarias

Publicado el 01 octubre 2015 por Gabrielvl @gabrielvl05
(el resaltado no hace parte del texto original) ..Así pues, ¿qué problema hay con que una persona crea en determinadas formas de los dioses, crea en otra forma de los dioses, o por último, no crea en los dioses? Desde el punto de vista del registro importa el Sentimiento Religioso que impulsa a la vida en la búsqueda de una dirección. Por consiguiente, creer o no creer en Dios, creer o no creer en la Divinidad, no quita ni pone nada en torno al registro del Sentimiento Religioso. Las gentes suelen discutir mucho entre ellas tratando unos de imponer a otros sus paisajes, sus paisajes internos. Los dioses deben ser de un modo o deben de ser de otro modo y la inmortalidad, hay que ver! ¿Qué tal un paraíso módico? (Risas) ¿Qué tal otro tipo de paraíso? Parece que el mío es mejor que el otro (Risas) y ahí andan unos tratando de convertir a otros y hay otros también que quieren poner en el paraíso, por decreto, una especie de cartel que diga algo así como "Rematado" es decir, "cerrado el paraíso de ahora en adelante" (Risas)  Estas discusiones un tanto peregrinas, no tienen tanto que ver con los registros sino más bien con otro tipo de intereses, de esas pequeñeces que pasan rápido. Ayer decretaron la muerte de Dios, Dios apareció por otro lado. Las civilizaciones primitivas, claro, eran crédulas, pero... en estas épocas, mi amigo! (Risas) Sí, claro, pero los hijos de estos señores de estas épocas, es decir, los más modernos, andan por ahí buscando otras cosas. De manera que este primitivismo evolucionista, está sufriendo ciertos problemas. No es pertinente la discusión en torno a la unidad, la multiplicidad de Dios o de los dioses, y en torno a las formas con que los dioses se presentan. Si es pertinente en cambio, la experiencia de este sentimiento que impulsa al ser humano en una dirección de búsqueda. El ser humano quiere eternidad. El ser humano aspira a la perfección. Lo va resolviendo a su modo, pero sin duda que está fuertemente impulsado en esa dirección. Esto nos lleva al problema de la experiencia, más que al problema de la explicación en torno a estas formas un tanto externas con que se expresa el Sentimiento Religioso. Y este punto de la experiencia merece algunas consideraciones y algunos cuidados. Hemos hablado en algún momento, de los estados alterados de conciencia, y ustedes saben que estos estados alterados pueden darse en distintos niveles, aun por supuesto en el nivel vigílico. Cuando uno se encoleriza, se produce en vigilia un estado alterado. Cuando uno de pronto siente euforia y una gran alegría, también está en presencia de un estado alterado de conciencia. La palabra estado alterado está mal cargada. Cuando se habla de estado alterado, se piensa que algo desastroso está sucediendo. Y los estados alterados de conciencia son frecuentes, suceden a cada rato, pero claro, en distinto grado y con distinta calidad. Estos estados alterados siempre suponen el bloqueo de la reversibilidad en algunos de sus aspectos. Hay estados alterados de conciencia aún en vigilia, más notables, como son los estados producidos por la susceptibilidad. Todo el mundo está más o menos sugestionado, todo el mundo cree más o menos, en los artículos que repetidamente se le han ido proponiendo... Estos artículos pueden ser objetos de consumo, valores, puntos de vista sobre el mundo... ustedes saben...De modo que esta suerte de estado alterado de conciencia está presente en cada uno de nosotros y a cada momento. (...) Están los estados alterados de conciencia patológicos, de disociación de las funciones de la conciencia, pero también hay estados no patológicos en los que provisoriamente se pueden escindir, dividir las funciones. Ustedes saben, por ejemplo, que en ciertas sesiones espiritistas se puede estar conversando, y al mismo tiempo la mano, por escritura automática, comenzar a pasar mensajes sin que el sujeto advierta lo que la mano va haciendo. Se pueden dividir las funciones. Puede haber escisiones de personalidad, también. Todos ellos son estados alterados de conciencia. También por acción química y por acción de supresión sensorial, se pueden producir estados alterados de conciencia. Es una lista enorme la de los estados alterados. Muchos estados alterados son utilísimos. Por ejemplo, todos los que disparan el instinto de conservación frente al peligro. Producen modificaciones serias, alteraciones serias en la conciencia, estos estímulos que permiten al sujeto huir del peligro. Después se piensa por qué se huyó y todo aquello. Y así como hay fenómenos muy útiles en esto de la alteración, hay fenómenos muy negativos también en esto de la alteración. Por vía química, por vía de supresión sensorial, se pueden producir estados alterados de conciencia. También por procedimientos más o menos rituales; por una suerte de puesta en ámbito mental, por una suerte de puesta en situación, con determinadas condiciones de música, con determinados bailes, con determinadas operaciones devocionales, se pueden crear estados alterados de conciencia. Y así pues, los ritos en general, de las llamadas religiones primitivas, o de las llamadas religiones avanzadas, todos estos ritos tienden a crear un estado de conciencia especial. En general, las religiones, así como cuentan en ocasiones con su teología, por así llamar, cuerpo doctrinario, así como cuentan con su moral, sus preceptos, cuentan también con su liturgia, su sistema operacional. Y este sistema operacional tiene que ver, a veces, con rituales que crean condiciones de conciencia alterada. Al decir conciencia alterada, nada se quita ni se saca acerca de las posibilidades que esta conciencia tiene en materia de contacto, por ejemplo. Y bien, ¿qué sucede con la experiencia?. Las gentes más especializadas, conocen los llamados estados crepusculares de conciencia. En los estados crepusculares hay bloqueo de la reversibilidad en general y además, y posteriormente, se asiste al registro de desintegración interna, de que algo funcionó mal. La sensación es de desazón interna, aún cuando se haya producido algún fenómeno extraordinario. Podríamos decir que no se ha tratado exactamente de un fenómeno que haya producido integración de contenidos. Los fenómenos crepusculares de conciencia se caracterizan por una no-integración de esa experiencia, por no-integración de contenidos. Las manifestaciones externas que puede tener un fenómeno crepuscular, pueden ser similares a las de otro tipo de fenómeno, pero el registro interno de un fenómeno crepuscular es un registro de falta de unidad y de desintegración. Por eso es que siempre, en materia de experiencia de este tipo, se recomienda trabajar con un estado de conciencia mínimamente normal. Nosotros hablamos de la normalización de la vigilia. Nuestros amigos han pasado algunos años en esto de regularizar la vigilia. No se le ha dado rienda suelta a un despliegue de experiencias extraordinarias, a una suerte de carrera de disloque experiencial, sino más bien se ha tratado de trabajar equilibrándose, y se ha ganado mucho en esto. Así pues, trabajando de este modo, gentes más antiguas han distinguido bien entre lo que es un fenómeno de tipo crepuscular y un fenómeno interesante, integrador, de crecimiento interno y de sentido. Hace muchos años, quienes se acercaban por primera vez a estos trabajos lo hacían con gran avidez, buscando experiencias. Y, claro, no sucedían muchas experiencias. A medida que fue pasando el tiempo, y casi sin buscarlas, fueron surgiendo experiencias interesantes, y empezaron a distinguirlas de las experiencias crepusculares. También sucede que estas experiencias pueden de pronto cobrar gran vigor, y al cobrar gran vigor estimular a nuestro amigo a buscar nuevas experiencias, sin que asimilara previamente lo que sucedió. Y este es un punto sobre el que yo pondría especial atención. Dada una experiencia de este tipo, importante, la reacomodación no es avanzar hacia otra y de esta a una siguiente en una suerte de anfetaminización de la experiencia (risas), en una aceleración y en una reacción en cadena, que termina con problemas y hay que desandar todo el camino recorrido. Frente a una experiencia de interés se toma esa experiencia, se la estudia convenientemente, se la da vuelta por un lado, por otro, hasta que se la puede digerir, integrar, comprender cabalmente, hasta que se tiene el registro de encaje, como ustedes conocen, de esa experiencia. Y nunca se suelta la experiencia en una reacción en cadena, que termina al revés, frenando el desarrollo. Este punto es de mucha importancia. Uno de los recursos interesantes que hay para detectar esta aceleración de la experiencias, un recurso que permita detectarlo y al mismo tiempo parar la reacción en cadena -como aquellas barras de grafito de las primeras centrales nucleares, que paraban la reacción- es la técnica del silencio. Esta técnica es muy útil no solo para ver en qué estado se encuentra la situación. Es muy útil no sólo para parar una reacción de experiencias, sino que es muy útil también en la vida diaria en general. A veces por la gran cantidad de actividades que debemos desplegar -ustedes lo saben sin hablar de experiencias extraordinarias-, por la gran cantidad de actividades, empezamos también a acelerarnos internamente. Entonces, claro, hay que hacer esto y lo otro y lo de más allá.  Ustedes saben que si a eso le agregan cierto sobresalto emotivo, se van creando condiciones de aceleración que les predispone, claro está, a numerosos accidentes. Es muchísima la gente que se accidenta por aceleración, sin hablar de experiencias extraordinarias. En esas situaciones, poder apelar al recurso del silencio interno es de mucho interés porque, de manejarlo, frena las aceleraciones y además porque les da a ustedes una muestra de cómo anda el control mismo de las experiencias. En una situación cotidiana y nada extraordinaria, vean ustedes cuando están como sobresaltados, o inquietos, o con muchas actividades por realizar, vean ustedes de continuar haciendo aquello que hacen pero como sin escuchar el pensamiento. Es una forma de decir, "escuchar el pensamiento", como haciendo una especie de vacío. Imagínense ustedes inquietos por esto que van a hacer o tienen que hacer. Imagínense que de pronto paran y tratan de experimentar una especie de silencio, como si nada escucharan y nada vieran. Fíjense si lo pueden hacer en este mismo instante. Una suerte de gran calma interna. Es claro, pueden escuchar el estímulo sonoro que llega a los oídos de ustedes; pueden escucharlo de un modo tenso, pueden escucharlo de un modo flojo, relajado, pueden escucharlo sin inquietud. Pueden escucharlo sin medir el tiempo. ¿cuánto hace que estamos acá? ¿Cuanto tiempo más vamos a estar acá? ¿Qué pasará si aumenta la temperatura y somos muchos? ¿qué pasará si falta refrigeración? ¿Qué pasará si, bueno...tengo que levantarme? Hay mucha gente atrás y así siguiendo. Todo eso sáquenlo y simplemente tengan la experiencia de calma. Imagínense que hay muchas preocupaciones en ustedes. Paren la máquina y fíjense si pueden detener la velocidad del pensar. Esto en la vida cotidiana es interesante, pero sobretodo es interesante, y para eso nos importa, sobre todo es interesante cuando se refiere al detenimiento de las experiencias que se han puesto en marcha. Cuando ustedes encuentran a una persona que ha tenido una experiencia emocionante y ven que esa persona no puede parar ni su explicación ni su avidez por nuevas experiencias, ustedes deberían recomendarle una suerte de silencio, como de calma. Si están ustedes en esa situación y no pueden hacer ese silencio, no pueden detener ese proceso. Pero si ustedes están acelerando en la experiencia pueden detener ese proceso con esa simples técnicas de silencio; hechar atrás la máquina y reconsiderar la experiencia a la que asistieron, integrar esa experiencia y seguir nuevamente adelante. Nadie tiene problemas con esto de las experiencias. No es tan grave ni tan dramático. Simplemente les muestro un camino, un corte de camino, para no perder tanto tiempo con investigaciones y búsquedas. Es más fácil y puede ir mejor la cosa si cuando ustedes noten el surgimiento de alguna experiencia importante, en lugar de buscar nuevas y nuevas experiencias, ustedes frenan la máquina, reconsideran su estado, ponen en marcha la reversibilidad, ponen en marcha sus conocimientos, estudian qué pasó, lo entienden y lo integran. Y si lo integran construyen y de ahí en más, mas interesantes pueden ser las futuras experiencias. Pero estas aceleradas hacen que tenga que volver en el camino e iniciar nuevamente... bueno, la senda de la que estamos hablando. Así es que para evitar pérdida de tiempo. Si; decimos que hace muchos años, pues, todo el mundo buscaba experiencias y nadie asistía a ellas, y a medida que pasó el tiempo fueron surgiendo experiencias. Pero también surgieron experiencias de este tipo, del tipo de la aceleración, y por eso estamos hablando ahora acerca de esto. En ningún caso hay ningún peligro. Es todo un problema de tiempo. Hay muchos procedimientos para provocar el acceso a determinadas experiencias. Bueno, el producir estas experiencias de todos modos puede darle una orientación de su vida en un sentido positivo. Esas experiencias pueden orientar a las gentes en una dirección interesante. Las gentes más especializadas, en cambio, será bueno que distingan. Ya hemos estado distinguiendo entre lo que llamamos estados crepusculares de conciencia y otros estados interesantes. Fíjense que curioso: hace algunos siglos, un místico occidental tenía problemas para detectar de dónde venían ciertos estímulos -por darle un nombre- , que lo impulsaban a este místico en una dirección mental o en otra, o que en ocasiones lo hacían realizar ciertos actos u otro tipo de actos. Decía él que las incitaciones podían venir tanto de Dios como del Demonio. Y entonces él estaba buscando el sistema de registros. El quería saber qué venía de Dios y qué venía del demonio. Porque, claro, el demonio es una especie de Dios inverso. Se parece mucho (risas) y parece que tiene la virtud de engañar al pobre Homo Sapiens (risas), que hace sólo dos millones de años que anda por el planeta. Y parece que el diablo es muy antiguo, igual que Dios, tal vez menos antiguos que Dios. En todo caso es muy sabio este diablo. Y entonces imagínenlo ahí nada menos. Una desproporción. Entonces este pobre estaba ahí preocupado por detectar si la cosa venía de Dios o venía del Diablo. Y claro, con cálculos matemáticos la cosa no iba. Finalmente determinó que aquello que podía entrar en el campo de la tentación o de la falsedad, en fin, aquello que era una incitación proveniente del Demonio, siempre tenía un carácter de violencia interna; mientras que otro tipo de sugerencia, por así decir, siempre daba a este señor el registro de paz. A su modo este señor estaba armando un sistema de registros prácticos, para bien orientarse en su experiencia. Toda experiencia que generara en él una suerte de violencia, era una mala señal. Toda experiencia que hiciera en él un registro de paz, era una buena experiencia. Es claro, él estaba distinguiendo entre los estados crepusculares de conciencia, que no permite integrar contenidos, sino más bien producen división, y otras experiencias interesantes que precisamente lo que permiten es la integración de contenidos y la dirección creciente de la energía síquica. A su modo, y con otras palabras, estaba él detectando esos registros, y para que sus cosas seguramente debe haber sido muy útil porque este místico siguió avanzando en su producción, y siguió avanzando en su desarrollo. Nosotros distinguimos también, aparte de los estados crepusculares, distinguimos entre estados que pueden ser ocasionales, de estados que bien podríamos llamar superiores de conciencia. Los estados superiores de conciencia los hemos clasificado desde hace mucho en estados de éxtasis, arrebato y reconocimientoQuien se introduce en la experiencia, muy a menudo comienza por los estados más primarios, es decir los estados de éxtasis. Estos estados de éxtasis, suelen tener concomitancias motrices; una cierta agitación, un cierto movimiento del cuerpo. Los estados de arrebato más bien tienen concomitancias emotivas. De pronto una súbita alegría invade al sujeto; de pronto un inefable estado positivo invade al sujeto. Los estados superiores de reconocimiento podríamos decir que son más bien intelectuales, en el sentido que el sujeto cree, en un instante, comprenderlo todo. En un instante cree no tener diferencias entre lo que es él y lo que es el mundo. Como si el yo hubiera desaparecido y nuestro amigo ahora no se estuviera preocupando por su número de identificación, peso, estatura, todo aquello que le hace sentir a él: "yo ahora tengo un estado interesante", sino más bien esto del yo haber desaparecido totalmente, y simplemente ser presencia, como en algunas representaciones de algunas religiones una especie de gran ojo, y no un señor que anda mirando detrás de los ojos de las cerraduras. Estos estados superiores de conciencia pues, pueden tener sus concomitancias motrices, emotivas e intelectuales. Y, es claro, sin llegar a cosas tan extraordinarias, ¿a quién no le ha pasado de pronto una alegría enorme porque sí, una alegría súbita y creciente y extraña, pero alegría al fin? ¿A quién no le ha pasado porque sí, haber caído en cuenta de que... de que así son las cosas, por ejemplo, pero haber caído en cuenta en profundidad, con significado? Imaginen esto mismo, pero más. (Risas) El trabajo con la experiencia puede muy bien ser hecho y puede seguirse con calma, desarrollándolo poco a poco, sin apuro, sin inquietud, porque después de todo no se está buscando a esas experiencias como un fin, sino que se está buscando a esas experiencias como referencias capaces de orientar a la conciencia en una dirección creciente. Observen que es muy distinto esto de lanzarse a la experiencia en una suerte de hedonismo espiritual, para tener más experiencias digamos, como para comer más fresas (risas).  Si ustedes quieren sumar experiencias van a encontrar cada cosa! (Risas) No se trata, parece, de eso, sino más bien... Les digo porque nuestra época es muy amiga -claro, mercado de consumo-, entonces muchas experiencias (Risas) No parece que se tratara de esto de sumar experiencias, -"hombre de muchas experiencias, este"- sino más bien de conseguir algunas experiencias capaces de orientar en un sentido interesante. Se puede trabajar con estas experiencias lentamente, sin mayores apuros, comprendiendo que lo que se está buscando en el fondo de todo, es un sentido más que una experiencia. ¿Y qué es la experiencia? Es una suerte de intermediario con el sentido. Hasta los fenómenos paranormales han sido por ahí tomados como capaces de dar sentido. Los fenómenos paranormales son en todo caso sugestivos, pero no parece que dieran ningún sentido. Es más: hay insectos con un ganglio nervioso que parecen capaces de producir ciertos fenómenos paranormales. No digo yo que esos insectos de un ganglio nervioso sean seres despreciables... Digo que un ganglio es poco (risas) y no parece corresponder, - tal vez, si - y no parece corresponder a la manera adecuada de la mente esa construcción neurológica. Bueno pues, que esto de los fenómenos paranormales no necesariamente corresponden con niveles altos de conciencia. Por ahí dicen que también los santos, como llaman en las religiones, o las grandes mentes, como llaman otros, son capaces de producir no sé qué fenómenos extraordinarios. Pero bueno, también los insectos. No parece ser esto garantía de desarrollo, aunque desde el punto de vista de la investigación sea una cosa interesante; como los hay en todos los campos, claro que sí, pero no es este el mejor indicador de que estemos en presencia de fenómenos superiores. Así que no es esta la vía para encontrar una referencia y un sentido. No es la vía entrar por la investigación de lo paranormal. La investigación de eso no es para encontrar la vía del sentido. Este punto de mira, esta conciencia móvil, este yo que observa los contenidos de conciencia en su pantalla, este yo de pronto puede quedar en silencio. Este yo, sumatoria de sensación y de memoria, puede de pronto silenciarse. Esto es posible porque memoria puede dejar de entregar datos, y sentidos -por lo menos externos-, puede dejar de entregar datos. Conciencia puede encontrarse en un momento dado sin la presencia de ese yo, en una suerte de gran vacío, y puede ser que en ese momento conciencia registre una presencia diferente a la que se registra con la presencia del yo.[i] Nosotros no identificamos la mente con el yo, ni identificamos la mente con la conciencia. Nosotros conocemos unos cuantos mecanismos. Nosotros conocemos la parte mecánica de la conciencia -ustedes saben, impulsos que van y vienen y todo aquello-. Nosotros conocemos la mecánica de la conciencia, que es mecánica. Así como esta conciencia se nutre de los impulsos que llegan del intracuerpo, del exterior del cuerpo, de memoria, se nutre de sus propios impulsos de retroalimentación, se nutre de las respuestas que da al mundo y que realimentan nuevamente la entrada al circuito y así siguiendo, así también nosotros detectamos ciertos fenómenos que se producen cuando la conciencia es capaz de internalizarse hacia lo que hemos llamado en autotransferencia, por ejemplo el si-mismo. Ese si-mismo, que se usa también en alguna sicología profunda contemporánea, no es exactamente un contenido de conciencia. La conciencia puede llegar a ese si-mismo por un especial trabajo de internalización, pero no vayamos a creer que encuentra un objeto adentro de ella como si la conciencia fuera una bolsa donde se va metiendo la mano y finalmente saca la última manzana. No es el caso. Es la mecánica de la internalización, irrumpe esto que siempre está escondido esto que nunca es presente, para el ser humano en general, porque está cubierto precisamente por el ruido de los engranajes de la conciencia. Tanto ruido mete esta conciencia en su accionar, tanto pensamiento va y viene, tanto trabaja este yo que, claro, no advierte la presencia de la mente. Esta mente está cubierta por el ruido. Esta mente no se hace presente. No hay mente en el trabajo mecánico de la conciencia. Es necesario que la conciencia paralice su actividad. Pero este es un caso; esto es difícil. Hagámoslo más fácil, utilicemos la mecánica de la conciencia. ¿Para qué ir contra una gran fuerza? Utilicemos la dirección natural de la conciencia, utilicemos el trabajo de las imágenes de la conciencia, utilicemos los impulsos para guiar a la conciencia en una dirección que sea interesante. Así pues, guiando a la conciencia mediante sistemas que ustedes conocen, tales como los sistemas transferenciales, guiando a la conciencia en una dirección u otra, vamos haciendo cosas prácticas, inmediatas, interesantes, por ejemplo reconciliarnos con nosotros mismos, resolviendo problemas biográficos, ¿verdad? Eso se entiende en el comercio (Risas). Sirve, es útil; es útil, se logran beneficios. No tanta neurosis, no tanto problema. Entonces, claro, vamos guiando a la conciencia, resolviendo problemas biográficos, problemas de ansiedad por el futuro, problemas de stress. Vamos resolviendo todo esto porque, claro, vamos produciendo distensiones profundas, vamos integrando contenidos que están mal integrados, que han llegado a nuestra vida, que se han producido en nuestra vida y que, claro, nos provocan gran contradicción. Merced a estos trabajos de dirección de la conciencia, vamos avanzando. Pero, es claro, la ambición de estos métodos no es terapéutica. No es ese su interés, como hemos destacado tantas veces. Debe ser un instrumento para el desarrollo. Y claro, las cosas van a estar bien si vamos trabajando aunque sea lentamente, en esto de integrar contenidos, y en esto de impulsar a la conciencia en direcciones más altas hacia esos centros raros de si mismo, esos centros de Luz, esas representaciones altas de la conciencia que de pronto ponen en marcha esa fuerte energía. Estos impulsos de la conciencia en direcciones altas en donde, efectivamente, en algún momento se toma contacto con aquello que, cuando irrumpe, polariza a toda la conciencia en esa dirección, sencillamente que la vida misma se orienta en sentido diferente al que tenía. Porque antes de tal experiencia todos son intentos, todas son tendencias. Claro, es Sentimiento Religioso del que hablábamos al principio. En el ser humano hay un sentimiento, hay una búsqueda, pero hay tanto problema biográfico y hay tal falta de integración de contenidos y tal contradicción y tal falta de armonía, que bueno, las direcciones van en cualquier lado y de pronto, como si se tratara de una enorme transferencia, todos los contenidos se ordenan y se integran y se polarizan en una dirección y surge entonces un sentido en la vida. Se dirá que tales experiencias se pierden y es cierto, se pierden las experiencias. Si nuestro problema no es tanto el adquirir una experiencia de modo definitivo, sino más bien utilizar esta experiencia para lograr un sentido. Se pierde esta experiencia, claro que sí, pero ya la conciencia tiene otras referencias, ya no es como antes. Antes podía ser o no ser. Ahora sucede que ¿quién puede discutirle a uno el registro de semejante experiencia? Tal experiencia es difícil de explicar a otros. El lenguaje, en general, no está armado para describir ese tipo de fenómenos. Desde luego que haciendo un esfuerzo se podría también hacer descripciones de esos registros, ¿por qué no? A veces esto de que no se puede hablar de ciertas cosas es un bonito expediente para salir del paso. Ustedes deben haber escuchado a mucha gente que dice "Ah!, (risas)... de eso no se puede hablar porque, claro, no hay palabras". Claro que hay palabras que lo reflejan más o menos bien, más o menos mal. En todo caso se trata de experiencias. Al tratarse de experiencias habrá palabras que más o menos puedan describir. Bien, el caso es que hay dificultades si no se está en presencia de ellas. Pero, bueno, quien en todo caso conoce esa experiencia, sabe que su vida cambia. Y aunque no está en presencia posteriormente, de tal experiencia, ya tiene una marca y tiene una dirección, y tiene un sentido. Ese es el punto y para eso importa la experiencia. Y bueno, parece que se ha logrado bastante con ese tipo de experiencia. Se ha logrado bastante porque ese paisaje de compensación, esto de que, claro, el ser humano busque un tiempo eterno que compense al tiempo finito de su vida, el ser humano busca otro espacio, -llámenle paraíso o como quieran-, distinto a este espacio cotidiano, esa estructura en presencia de fenómenos interesantes parece, efectivamente, modificarse. No se sabe cuanto tiempo puede durar esa experiencia. Se sabe que en el tiempo cronológico según están ajustados nuestros relojes, podría durar un segundo o medio minuto, pero el registro que se tiene de tal experiencia podría ser sencillamente de eternidad. En lo que hace a la representación, numerosas representaciones pueden surgir tales como las de la Luz. También representaciones de comunicación no exactamente con palabras, sino como dicen aquellos que se comunican con seres extraterrestres, casi de modo telepático. Bien, ellos están hablando de una suerte de comunicación significativa; de significancias están hablando más bien que de palabras, o de que nuestro amigo esté escuchando palabras que alguien le dice.  Bueno pues, estas experiencias de Luz, estas experiencias de significado y todo aquello, parecen ser traducciones a la mecánica de la conciencia, de fenómenos mentales. Es poco probable que estos fenómenos sean Luz o sean significancia, pero ¿cómo va a percibirlo la conciencia mecánica, con las traducciones que siempre observamos en su circuito? Es claro, si le apretamos el globo ocular a una persona, va a ver Luz. Y ustedes se dan cuenta de que no es que esté viendo luz, sino que está traduciendo ciertos impulsos nerviosos. Así pues, puede recibir impulsos o tomar contactos profundos, y traducir este contacto como luz o como significado o significancia. En todo caso también puede accederse a experiencias interesantes de un modo más directo, sin tanto trámite. Puede accederse a esas experiencias de un modo más o menos simple, con procedimientos simples, y al acceso de personas comunes. Si esto es así y cualquier persona puede acceder a estas experiencias capaces de convertir el sentido de su vida, entonces quienes más conocen de estas cosas podrán informar cuando estos fenómenos surgen, y no antes, cuando una persona cualquiera produce en ella ese fenómeno, quienes más saben podrán informarla acerca del significado de este fenómeno y podrán esclarecerle en cuanto a esto y colaborar con esa persona orientándola en el nuevo sentido que ha descubierto.  Pero claro que sí, que muchas personas pueden tener acceso a experiencias de importancia sin tener ningún conocimiento... Bastan pequeñas técnicas, basta ponerse en un estado adecuado para que logren ciertos contactos, y al lograr esos contactos se polarice su siquismo, y al polarizarse surja un sentido y surja un sentido que barra con una de las fuentes más grandes del sufrimiento, barra, por ejemplo, con el temor a la muerte. Imaginen ustedes que si una de las fuentes más grandes del sufrimiento, así como el temor a la soledad, el temor a la enfermedad, es esta, la del temor a la muerte, imaginen ustedes la importancia que puede tener para el ser humano esto de lograr una experiencia tal que dé al ser humano sentido, que dé al ser humano un sentido trascendente tal que la muerte no pueda detener su mente. Imaginen el significado que puede tener para el ser humano el por experiencia captar la posibilidad de que la muerte física es, simplemente, la desaparición de la conciencia mecánica, pero de que la mente es registrable y la mente no termina ni comienza con la muerte física o con el nacimiento. Si una de las fuentes más importantes del sufrimiento para el ser humano es esta, el temor a la muerte, toda experiencia trascendental que ponga al ser humano en presencia de ese sí-mismo, de esa mente, esa experiencia es una de las más importantes que puedan existir. Si un ser humano, aun cuando pierda la experiencia luego de haberla tenido, luego de haberla tenido, ya tiene una referencia sin duda, sin duda, que ha barrido con una de las fuentes principales de sufrimiento. SILO 5to dia. Canarias (02-10-78) PUBLICADO POR ESTHER BASS EN 15:14http://www.blogger.com/img/icon18_email.gif http://estherbass.blogspot.ca/2011/01/silo-sobre-experiencias-extraordinarias.html



[i] Gvl: Tener en cuenta para una comprension de las experiencias de muerte inminente

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