Revista Sociedad

Sobre líderes y CIS

Publicado el 17 septiembre 2020 por Abel Ros

Según el último barómetro del CIS, ninguno de nuestros elegidos alcanza el aprobado. Aún así, Pedro Sánchez e Inés Arrimadas se proclaman como los líderes mejor valorados. Con un 2.3 de nota, Santiago Abascal se sitúa como el político peor valorado. Tras conocer esta noticia, recibo varios correos electrónicos de lectores del Rincón. Lectores, la mayoría periodistas de profesión, que buscan una interpretación académica a la instantánea de la encuesta. En este país existe una grave crisis de liderazgo político. Desde hace varios años, la valoración de nuestros líderes no pasa del aprobado. Y no pasa, queridísimos lectores, porque existe un desengaño social con la partidocracia. Existe una percepción negativa sobre nuestra clase política. Una percepción causada, entre otras causas, por la corrupción de los partidos, la ingobernabilidad del país desde la irrupción del multipartidismo y, la tensión entre unionistas y federalistas

La Covid-19 no ha pasado factura a Pedro Sánchez. Y no ha pasado factura, a pesar de la estrategia derrotista del Partido Popular. Una estrategia, como saben, basada en culpabilizar al presidente del Gobierno de todos los errores cometidos en la gestión de la pandemia. Una estrategia similar a la que utilizó Mariano Rajoy, contra Rodríguez Zapatero, en la crisis del 2008. Y una estrategia, y disculpen por la redundancia, que le salió redonda al partido de la gaviota. En este caso, Pablo Casado no ha conseguido sacar el mismo beneficio que su maestro. Y no lo ha conseguido, claro que no, porque el protagonismo de Díaz Ayuso, al frente de la Comunidad de Madrid, ha puesto en evidencia los errores de su gestión. Errores como la dudosa gestión de las residencias madrileñas han debilitado las críticas de Casado al gobierno estatal. Así las cosas, el pueblo ha castigado a sus líderes. Y los ha castigado, entre otras cosas, porque, más allá de la defensa del interés general, ha prevalecido - en el sentir de la calle - el interés de los partidos.

Inés Arrimadas ha salido fortalecida. Y ha salido, queridísimos lectores, porque su defensa del interés general ha arrinconado, en el extremo del abanico, a Casado y Abascal. Tanto que el líder del PP ha destituido a Álvarez de Toledo. Una destitución que pone en evidencia el problema de identidad que tiene la derecha. Una derecha enferma por dos heridas. La primera, el éxodo del votante más conservador hacia la orilla de Vox. La segunda, el riesgo de huida del votante moderado hacia la tierra de Ciudadanos. Una doble herida que necesita, hoy más que nunca, un buen doctor. Un doctor - un líder - que sepa cortar las hemorragias sin necesidad de sacrificar un miembro por el uso del torniquete. Ese líder - que hoy no aprueba en el CIS - lo tiene muy complicado. Y lo tiene, queridísimos amigos, porque su partido ha caído en la misma trampa que cayó el partido de Rivera. En esa trampa que caen la mayoría de los "partidos atrapalotodo". Partidos desideologizados que nunca los vemos venir de cara. Y que tarde, o temprano, el electorado los ubica en el olvido.


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