Sobre maternidad, derechos y verborrea política

No me gusta la política. No sé si lo he dicho en alguna ocasión. Pero no, no me gusta. No me gustan esas demostraciones dialécticas preparadas, analizadas y controladas al segundo que al final, no nos llevan a ninguna  parte. Hay quien cuando me oye hablar me tacha de un color político. Bueno, sinceramente, me da igual. Creo que soy suficientemente inteligente para entender que hay cosas que no son correctas, sean de la ideología que sean. Si no me gusta la política, tampoco me gusta que se politice, manipule o utilice algún problema social para ganar votos o hacer demagogia. Últimamente uno de estos problemas ha sido el de la maternidad. Sí. Porque, por desgracia, actualmente, con la que está cayendo, la maternidad es un problema. En muchos aspectos: personales, sociales, laborales, económicos...Supongo que a estas alturas os podéis imaginar que me estoy refiriendo a las palabras del Ministro de Justicia sobre la maternidad, la libertad o alguna que otra "-ad" utilizadas en su defensa de la nueva ley del aborto. Su declaración textual decía: "La libertad de la maternidad es la que hace a las mujeres auténticamente mujeres". Sinceramente, debo ser un poco cortita porque ni entiendo la frase, ni he entendido los artículos que se han escrito sobre ella ni tampoco la respuesta de sus opositores. Juegos de palabras, dialéctica de rutina, pero al final, bonitas palabras desde las alturas. A pesar de ser declaraciones relacionadas con la ley del aborto, el tema ha vuelto a extenderse al "problema" de la maternidad. Ni creo sinceramente que el 100% de mujeres que abortan lo hagan por ver alterado su derecho a la maternidad, ni creo que desde ese parlamento tan bonito que tenemos, se crea sinceramente que se debe proteger de verdad la maternidad para que esta deje de ser un problema.Si hablamos de libertad, que sea de verdad. Libertad para escoger ser madre o no serlo. Y no entro en temas relacionados con el aborto porque no quiero pronunciarme sobre este punto. Creo que es algo mucho más complicado que aprobar o no una ley. ¿Ahora resulta que todas las mujeres debemos ser madres? Eso de ser auténticas, me dejó flaseada. Aunque por desgracia, la respuesta de la oposición tampoco fue de lo más inteligente: "Una evidencia: ni las mujeres somos más auténticas por ser madres ni los hombres más inteligentes por ser ministros. Qué vergüenza de machismo!"¿Qué tendrá que ver ser madre con ser ministro? En serio, no entiendo nada. El tema del aborto es algo muy serio, que se debería tratar desde el origen del problema y no desde su consecuencia. Detrás de muchos abortos hay muchas mujeres sufriendo secuelas para toda su vida. Así que no queramos solucionar el problema del aborto con una bonita frase. Es algo mucho más profundo que el señor ministro debería haber argumentado de alguna manera un poco más profunda. Alabo sin embargo la intención del señor ministro de defender la maternidad, pero por favor, no nos vallamos al otro extremo. Que no nos obliguen ahora a ser madres para ser auténticas. Y tampoco seamos hipócritas. Que si se defiende la maternidad, que sea de verdad: explicando a nuestros adolescentes lo que supone ser padres, dándoles unos valores serios y no tanta libertad (o libertinaje); defendiendo de una vez por todas a la mujer que quiera ser madre con leyes fuertes y valientes; y respetando desde la sociedad a todas aquellas mujeres que no quieran ser madres. Lo que no me ha gustado de todo esto es que, una vez más, la maternidad se ha convertido en la pelota de un partido de tenis dialéctico de baja calidad. Mientras tanto, ni las mujeres que quieren ser madres son respetadas ni las que no lo quieren ser tampoco. Algo sigue fallando.